Revista Debate
07-02-2009
A PROPÓSITO DEL “REBROTE” EN LA ARGENTINA
El antisemitismo
Por Daniel Goldman
Primo Levi(1) citaba como su lema de cabecera la frase en idish iberguekumene tzores is gut tzu dertzeiln, ober nisht tzu leibn (aflicciones pasadas son siempre buenas para contar pero nunca para revivirlas). Este dicho del pensador italiano puede servirnos como una simple introducción para comprender el impacto cultural que tiene el ejercicio de la narración de los sufrimientos del pasado en la identidad judía, a la vez que expresa el dolor que se provoca cuando en el presente se reiteran ciertos actos que remiten a esos horrores pretéritos.
¿ES UN TEMA DEL PASADO?
Aunque suene obvio, vale la pena aclarar que el antisemitismo, que significa de manera genérica la hostilidad hacia lo judío y los judíos, sigue siendo una aflicción y una pesadilla no superada por el hombre, tanto a nivel individual como social. Desde la manifestación de un lefebrista, hasta una manifestación callejera.
Una encuesta realizada por esta misma revista(2) daba cuenta de que un 24 por ciento de los consultados respondió afirmativamente ante la pregunta de si usted cree que en nuestro pueblo hay un sentimiento antijudío.
El antisemitismo es un fenómeno complejo que va mutando de formas y métodos. Según Alejandro Dujovne, el mismo puede sobrevivir a través de expresiones simples y directas que evocan literalmente manifestaciones propias de la retórica nazi que no dejan dudas acerca de la intención de quien las expresa, así como también lo hace a través de otras formas menos visibles. En efecto, no hace falta escuchar decir a alguien “odio a los judíos” para decir que esa persona tiene opiniones antisemitas. De hecho, ésta puede pensarse franca y honestamente amiga de los judíos. Pero, al mismo tiempo, de manera espontánea y natural, es posible que repita una de las tantas fórmulas extraídas del viejo repertorio de prejuicios antijudíos como: “manejan los medios”, “en Estados Unidos controlan todo”, o bien “viste como son... por la guita, cualquier cosa”. Imágenes grabadas en un sentido común que, por esa razón, aparecen como descripciones verosímiles de la realidad. Y allí están estos retratos, disponibles para cualquier ocasión que precise dar una explicación de la conducta de un judío individual, o para reducir un complejo escenario político a un solo principio explicativo.
EL ALOSEMITISMO
Tal vez, hurgando en la misma dirección, deberíamos hacernos una pregunta más profunda: ¿Por qué lo judío ocupa tantos párrafos y tanto lugar siendo un colectivo bastante reducido numéricamente?
Para ello vale la pena repasar el concepto de alosemitismo. Acuñado por el escritor polaco Artur Sandauer, y retomado por Bryan Cheyette(3), consiste en la práctica de acotar a los judíos como pueblo completamente distinto a los demás para describirlos y comprenderlos.
Si bien en relación al alosemitismo se puede tener una actitud ambivalente (anti o filosemita), esta idea genera una heterofobia, o sea un resentimiento hacia lo diferente. La diferencia -sostiene Lacan(4)- la debemos pensar no como una afirmación ontológica sino como una variación sobre el distinto, pero también como lo amenazador, lo que debe permanecer en el sitio que el “poder” le asigna. Zigmunt Bauman(5) asevera que el resentimiento hacia lo judío forma parte no de una heterofobia sino de una proteofobia, es decir, el recelo y la irritación en razón de su otredad, entendiendo al otro, en términos de Lévinas, como alguien que socava la naturaleza monótona, repetitiva y predecible de la vida y el mundo. Lo inamoldable, en el esquema de pensamiento del antisemita, hace que no pueda encasillarlo en lo que supuestamente él entiende como religión, pueblo o nación, lo que transforma al judío en una fisura para el orden del mundo.
Este viejo prejuicio, con sus monstruosidades prácticas, según Flannery(6) tiene 23 siglos de edad.
¿QUÉ ES EL SIONISMO?
Sin duda alguna, el embate antinorteamericano en gran parte del mundo se lleva puesta otras ondas entre las cuales se encuentra el sionismo. Y, como dice Torcuato Di Tella(7), bajo la ola del antisionismo se recubre y se estimula una ola de antisemitismo puro y simple. En este sentido, vale la pena unas breves líneas en relación al sionismo(8).
El sionismo representa la idea esencial del retorno del pueblo judío, diseminado por todo el mundo, a la tierra de Israel. Aun con la existencia de una diáspora, que comenzó con la expulsión del pueblo hebreo en la época del imperio babilónico, el vínculo físico entre los judíos y la Tierra de Israel no se interrumpió en el transcurso de las generaciones. El sionismo, como movimiento político-social, comienza en 1897 por iniciativa e impulso del escritor Teodoro Herzl quien, impactado por el affaire Dreyfus, convocó al Primer Congreso Sionista, en la ciudad suiza de Basilea, dando a conocer al mundo el anhelo del pueblo judío de renovar su soberanía nacional. Paralelamente con el desarrollo del sionismo político, prosiguió la obra de los pioneros en la Tierra de Israel, quienes se dedicaban fundamentalmente a cultivar la tierra y a levantar poblados, basados en los principios cooperativos. El antisemitismo imperante en Polonia, Rumania, Hungría y otros paises europeos y, posteriormente, la Shoá, dieron lugar a la creación del Estado de Israel, en 1948. Si bien es motivo de cierto análisis de corrientes revisionistas, el lazo entre Israel y lo judío, cuando no indisoluble para algunos, por lo menos es muy estrecho para todos. Y si bien una crítica al Estado de Israel no es lo mismo que el cuestionamiento de su existencia, ni es lo mismo que un acto antisemita, como nos recuerda Judith Butler(9), cualquiera de estos argumentos puede formar pareja con cualquier otro.
Como todo prejuicio, el antisemitismo, que no es virulento en nuestro país, exige ser contrarrestado a través de un trabajo educativo sostenido, del mismo modo que resulta preciso trabajar para eliminar el conjunto de prejuicios que obstaculizan la construcción de una sociedad plural. En este sentido, soy un convencido de que la insistencia de una pedagogía del recuerdo, en este cruce de la particularidad de lo argentino y lo judío como también en general de cada colectividad, siendo ésta parte de una enseñanza oficial sobre el origen y el aporte de las diversas inmigraciones a este país, colaborarían de manera extraordinaria a la superación de paradigmas discriminatorios que tanto daño provocan.
Unido a esto, el tema de la Shoá debería ocupar un lugar importante en el espacio curricular, ya que la dimensión que este acontecimiento tuvo en la conciencia universal se suma al tema de la versión del nazismo nacional y sus implicancias en los aciagos días de la dictadura militar. Tanto Daniel Filmus y Juan Carlos Tedesco, a nivel nacional, como Mariano Narodovski en la Ciudad de Buenos Aires, han demostrado poner un énfasis importante en este tópico.
Sin embargo, el peligro mayor aparece cuando una organización política utiliza este tipo de fórmulas antisemitas como parte de su discurso. Este uso, ya sea más o menos consciente, es de otro orden de gravedad(10). Al reemplazar el análisis de la realidad y su complejidad por un principio explicativo antisemita, esta voz política no hace sino apelar a los más profundos prejuicios de sentido común. De este modo, al estar arraigados en la sensibilidad de una parte de la sociedad, estos discursos públicos tienen una potencialidad política peligrosa.
Estos discursos deben ser rápidamente identificados y neutralizados por todas las fuerzas políticas y de opinión que desean proteger la paz y la convivencia democrática.
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1 Primo Levi, El sistema periódico, El Aleph editores.
2 Debate, 28-9-2006.
3 Construction of the jew in english literature and society: racial representation, Cambridge University Press, 1983.
4 Jacques Lacan. Écrits. Ediciones. Seuil.
5 Citado en Cheyette y Marcus, Modernity, culture and the jew, Cambridge, Polity Press, 1998.
6 Edward Flannery, Veintitrés siglos de antisemitismo, Editorial Paidós, 1965.
7 Debate, ibid.
8 Ver más en Diccionario de Ciencias Políticas y Sociales, Torcuato Di Tella, Editorial Emecé, 2001.
9 Judith Butler, Vida precaria, Paidós, 2006.
10 Ver más en Goldman y Dujove, Antisemitismo disfrazado, Página 12 30-1-09
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