B"H
Soñadores, Intérpretes y RealizadoresCada mañana, al colocarnos los Tefilin, atendemos tres puntos neurálgicos de nuestro cuerpo humano.
Comenzamos ubicando la Tefilá Shel Iad en el brazo y la orientamos de cara al corazón. Luego, colocamos la segunda Tefilá alrededor de nuestra cabeza y, por último, enrollamos la primera en nuestra mano.
Cuando analizamos la historia de Iosef, vemos cómo su vida siguió ese mismo trayecto. La Parashá pasada, fue la sección del Corazón. Iosef, era una soñador de sueños de grandeza alojados en un rincón de su alma.
Al inicio de esta Parashá entra en juego la Cabeza. Iosef deja de soñar y pasa a interpretar. Es el propio faraón el que sueña e Iosef analiza sus sueños y asume al cargo de virrey de Egipto.
Iosef estaba ‘hecho’ con eso; pero no se contentó. La economía más importante del mundo estaba tambaleando e Iosef propone y ejecuta un plan de ‘ajuste’ para sacar a flote la dramática situación...Allí entró en escena la Mano.Corazón, Cabeza y Mano.
Están quienes se contentan con soñar. Viven recostados sobre esos sueños y alimentan su alma con ilusiones. Otros gustan de interpretar, y allí se quedan. Aman la dialéctica, el ejercicio intelectual y la charlatanería. Por último, están los realizadores. Los que logran volcar todos esos sueños y esa dialéctica en acción.
Por mucho tiempo Iosef fue recordado. A tal punto fue así, que la esclavitud de Egipto se inicia cuando asume un nuevo faraón Asher Lo Iadá Et Iosef. Un faraón que no recordaba ni sabía todo lo que había significado Iosef para Egipto.
Pero Iosef no fue recordado por lo que soñó...Tampoco por lo que interpretó...Iosef fue recordado por ser un realizador.
Algo similar ocurrió con la familia de los makabim, que recordamos en estos días de Januká. No los recordamos por sus sueños ni por su ilusión por restablecer el Reino de Di-s en una Tierra de Israel azotada por el paganismo y la asimilación. Los recordamos por haber tomado ‘el toro por las astas’ y transformar el mundo que los rodeaba.
Una abismo salvaje separa a la palabra de la acción. Iosef es quien nos enseña que el corazón (lo que se sueña), la cabeza (lo que se piensa) y la mano (lo que se hace) deben estar tan cerca en nuestro quehacer cotidiano como lo están en nuestro cuerpo humano.
Cada mañana, al colocarnos los Tefilín, lo recordamos.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
jueves, 25 de diciembre de 2008
Parashat VaIeshev 5769
B"H
Elogio a la Envidia
Hoy hablaré de un sentimiento humano que aflora incluso en los más nobles corazones, y que todos –absolutamente todos- hemos sentido en alguna oportunidad: Hablo de la envidia.
¿Es la envidia algo malo en sí mismo?¿Hay una envidia buena y una envidia mala?
Nuestros sabios –así debiera entenderlo- suponen que sí. En dos lugares diferentes del Talmud, se observan dos posiciones claramente diferentes respecto de la envidia y sus derivaciones. En el Tratado de Baba Batra (21a) se nos dice: ‘Kinat Sofrim Tarvé Jojmá’ (La Envidia entre los sabios, incrementará la sabiduría). Allí el Talmud nos dice que se puede despedir de su trabajo a un maestro de niños, si se encontrara alguno mejor que él. El Talmud supone allí que el temor de aquel sabio a no ser humillado por su par, incrementará sus ansias de estudio y a superación.
Mientras tanto, en el capítulo cuarto de Pirkei Avot, se nos dice: HaKina VeHaTaavá VeHaKavod Motziín Et HaAdam Min HaOlam (La envidia, la codicia y la ambición comprometen la existencia del hombre).La envidia es la "estrella" de nuestra Parashá, Parashat VaIeshev.
Iosef era el hijo preferido de su padre. Sólo a él Iaakov había regalado una túnica a listones, actitud que hizo montar en cólera a todos sus hermanos. Y agregado a ello, Iosef contaba a sus hermanos sus sueños, en los cuales éstos le rendían pleitesía y se arrodillaban delante suyo.Sin embargo deseo referirme a otra envidia que encuentra su espacio en nuestra Parashá.
En el capítulo 40 del libro de Bereshit se narra la historia de Iosef en la prisión junto al jefe de los escanciadores del faraón y el jefe de los panaderos.
Iosef se hallaba injustamente en prisión, acusado de algo que no había cometido, y Di-s coloca en su camino a estos dos súbditos del faraón quienes buscaban con desesperación alguien que interprete sus sueños.Sus sueños eran bien parecidos. El jefe de los escanciadores –tal era su oficio, el de servir bebidas- había soñado con una vid que contenía tres ramas. La vid floreció, maduraron sus racimos, y el jefe de las bebidas tomaba las uvas, las exprimía en el vaso del faraón y lo colocaba en manos del monarca.
Iosef le dijo: "Las tres ramas, son tres días. En el término de tres días el faraón te sacará de la cárcel y te devolverá a tu puesto".El jefe de los panaderos, al apreciar las habilidades de Iosef, también aportó su relato.
"He soñado con tres canastos perforados sobre mi cabeza. Y en el canasto superior se hallaban todos los manjares de panadería del faraón, y un pajarito los comía del canasto que estaba sobre mi cabeza".Iosef le dijo: "En tres días, el faraón te sacará de aquí y te colgará de un árbol".El sentimiento de la envidia entrará en escena a la luz del comentario de RaSHI al versículo 6 de dicho capítulo. Allí dice RaSHI que cada uno había soñado con su sueño y con la interpretación del sueño de su compañero.Ni uno ni el otro, sabía la interpretación de su propio sueño. Pero el jefe de los escanciadores conocía su sueño –y a la vez- sabía que el jefe de los panaderos iría a ser colgado, mientras que éste sabía también su sueño, y que el jefe de los escanciadores iría a ser retornado a su puesto.¿Por qué iban a levantarse atribulados los dos?
En realidad sólo el jefe de los escanciadores debería haberse levantado atribulado al ver que su compañero iría a ser colgado. Pero el jefe de los panaderos...¿por qué debería estar atribulado si sabía que el jefe de los escanciadores iría a ser retornado a su puesto?
Esto es envidia gratuita. Es la envidia que compromete la existencia de hombre, a la que se refiere Pirkei Avot. Es la envidia improductiva, que no motiva el crecimiento ni la superación. Es la envidia vana y estéril..Una bella historia que he escuchado hace ya algunos años, puede graficar claramente esta clase de envidia. Se cuenta que Di-s se le apareció por la noche a un hombre y le dijo: ‘Puedes pedir todo cuánto desee tu corazón y te será concedido. Pero debes saber que aquello que tu recibas, también lo recibirá tu vecino...pero por partida doble’.
Lenta y paulatinamente, la envidia comenzó a carcomer el corazón de aquel hombre, al apreciar que su vecino se beneficiaba doblemente con sus propios deseos.
Atribulado ante tal situación, elevó un último pedido. Sabía que cada deseo suyo tendría doble eco en su compañero, entonces pidió que le sea sacado un ojo.Atendamos los móviles de nuestras envidias. No toda envidia nos hace sentir miserables. Escuchemos sus ecos, sus miedos, sus deseos.Kinat Sofrim Tarve Jojmá. La envidia entre los sabios incrementa la sabiduría. La envidia sana, nos hace crecer; nos hace superarnos.
La envidia estéril compromete nuestra existencia.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Elogio a la Envidia
Hoy hablaré de un sentimiento humano que aflora incluso en los más nobles corazones, y que todos –absolutamente todos- hemos sentido en alguna oportunidad: Hablo de la envidia.
¿Es la envidia algo malo en sí mismo?¿Hay una envidia buena y una envidia mala?
Nuestros sabios –así debiera entenderlo- suponen que sí. En dos lugares diferentes del Talmud, se observan dos posiciones claramente diferentes respecto de la envidia y sus derivaciones. En el Tratado de Baba Batra (21a) se nos dice: ‘Kinat Sofrim Tarvé Jojmá’ (La Envidia entre los sabios, incrementará la sabiduría). Allí el Talmud nos dice que se puede despedir de su trabajo a un maestro de niños, si se encontrara alguno mejor que él. El Talmud supone allí que el temor de aquel sabio a no ser humillado por su par, incrementará sus ansias de estudio y a superación.
Mientras tanto, en el capítulo cuarto de Pirkei Avot, se nos dice: HaKina VeHaTaavá VeHaKavod Motziín Et HaAdam Min HaOlam (La envidia, la codicia y la ambición comprometen la existencia del hombre).La envidia es la "estrella" de nuestra Parashá, Parashat VaIeshev.
Iosef era el hijo preferido de su padre. Sólo a él Iaakov había regalado una túnica a listones, actitud que hizo montar en cólera a todos sus hermanos. Y agregado a ello, Iosef contaba a sus hermanos sus sueños, en los cuales éstos le rendían pleitesía y se arrodillaban delante suyo.Sin embargo deseo referirme a otra envidia que encuentra su espacio en nuestra Parashá.
En el capítulo 40 del libro de Bereshit se narra la historia de Iosef en la prisión junto al jefe de los escanciadores del faraón y el jefe de los panaderos.
Iosef se hallaba injustamente en prisión, acusado de algo que no había cometido, y Di-s coloca en su camino a estos dos súbditos del faraón quienes buscaban con desesperación alguien que interprete sus sueños.Sus sueños eran bien parecidos. El jefe de los escanciadores –tal era su oficio, el de servir bebidas- había soñado con una vid que contenía tres ramas. La vid floreció, maduraron sus racimos, y el jefe de las bebidas tomaba las uvas, las exprimía en el vaso del faraón y lo colocaba en manos del monarca.
Iosef le dijo: "Las tres ramas, son tres días. En el término de tres días el faraón te sacará de la cárcel y te devolverá a tu puesto".El jefe de los panaderos, al apreciar las habilidades de Iosef, también aportó su relato.
"He soñado con tres canastos perforados sobre mi cabeza. Y en el canasto superior se hallaban todos los manjares de panadería del faraón, y un pajarito los comía del canasto que estaba sobre mi cabeza".Iosef le dijo: "En tres días, el faraón te sacará de aquí y te colgará de un árbol".El sentimiento de la envidia entrará en escena a la luz del comentario de RaSHI al versículo 6 de dicho capítulo. Allí dice RaSHI que cada uno había soñado con su sueño y con la interpretación del sueño de su compañero.Ni uno ni el otro, sabía la interpretación de su propio sueño. Pero el jefe de los escanciadores conocía su sueño –y a la vez- sabía que el jefe de los panaderos iría a ser colgado, mientras que éste sabía también su sueño, y que el jefe de los escanciadores iría a ser retornado a su puesto.¿Por qué iban a levantarse atribulados los dos?
En realidad sólo el jefe de los escanciadores debería haberse levantado atribulado al ver que su compañero iría a ser colgado. Pero el jefe de los panaderos...¿por qué debería estar atribulado si sabía que el jefe de los escanciadores iría a ser retornado a su puesto?
Esto es envidia gratuita. Es la envidia que compromete la existencia de hombre, a la que se refiere Pirkei Avot. Es la envidia improductiva, que no motiva el crecimiento ni la superación. Es la envidia vana y estéril..Una bella historia que he escuchado hace ya algunos años, puede graficar claramente esta clase de envidia. Se cuenta que Di-s se le apareció por la noche a un hombre y le dijo: ‘Puedes pedir todo cuánto desee tu corazón y te será concedido. Pero debes saber que aquello que tu recibas, también lo recibirá tu vecino...pero por partida doble’.
Lenta y paulatinamente, la envidia comenzó a carcomer el corazón de aquel hombre, al apreciar que su vecino se beneficiaba doblemente con sus propios deseos.
Atribulado ante tal situación, elevó un último pedido. Sabía que cada deseo suyo tendría doble eco en su compañero, entonces pidió que le sea sacado un ojo.Atendamos los móviles de nuestras envidias. No toda envidia nos hace sentir miserables. Escuchemos sus ecos, sus miedos, sus deseos.Kinat Sofrim Tarve Jojmá. La envidia entre los sabios incrementa la sabiduría. La envidia sana, nos hace crecer; nos hace superarnos.
La envidia estéril compromete nuestra existencia.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
jueves, 11 de diciembre de 2008
Parashat VaIshlaj 5769
B"H
Miedo a matar, miedo a morir
Después de veintiún años de separación Iaakov está nuevamente a unos pocos kilómetros de Esav.
El aire puede cortarse con tijera. Iaakov se entera enseguida que Esav viene hacia él....¡Pero no sólo! Su hermano camina acompañado por cuatrocientos hombres. Iaakov tragó saliva. Un escalofrío comenzó a recorrer su cuerpo de cabeza a pies...Y tuvo miedo, y se angustió...
‘Y temió Iaakov mucho y se angustió’ (Bereshit 32, 8), nos dice la Torá.
Si preguntáramos por los motivos del miedo de Iaakov, la respuesta sería unánime y casi obvia. ¿Cómo no habrá de temer viendo que Esav y sus hombres podían matarlo?’. Pero si leemos el versículo detenidamente, veremos que Iaakov no tenía UN miedo; tenía DOS. Por un lado miedo: ‘VaIrá Iaakov Meod’ (Y temió Iaakov mucho).
Por el otro angustia: ‘VaItzer Lo’ (Y se angustió).
RaSHI, nos trae la voz del Midrash (Bereshit Rabá 76, 2) y nos dice: ‘Temía ser matado, y se angustió por si matase él a otros’ (RaSHI a Bereshit 32, 8). Iaakov -nos dice RaSHI- tenía miedo de convertirse en lo que jamás quiso ser. La espada nunca fue su amiga...Esa había sido la bendición a Esav a quien su padre había dicho "Vivirás de tu espada" (ver Bereshit 27, 40).
Iaakov sabía que la espada no era SU asunto. Ese era el terreno de su hermano. Y temió invadir el terreno de la violencia física....que no era el suyo. Temió mucho morir...Pero tanto como morir, temió mucho y se angustió solo por el hecho de pensar en matar. Iaakov sabía que no estaba ‘programado’ para ello.
Cuando uno respira el clima por la calles en este convulsionado Medio Oriente observa que ciertas ‘fantasías’ ya no son solo patrimonio de fanáticos fundamentalistas. ¿¡Cuántos son lo que dicen que para finalizar el conflicto del Medio Oriente ‘hay que matarlos a todos’!? ¡Cuántas veces –para ser honestos- lo pensamos aun sin verbalizarlo?
Y éso también da miedo. Un miedo no menor al que provocan los cohetes kasamim que caen sobre nuestra región. Un nuevo miedo que va sumado a ese primer miedo de Iaakov. Me refiero al segundo miedo de Iaakov. Tenemos miedo en convertirnos en Esav. Y eso también asusta...y angustia.
Recuerdo la historia de aquel viejo profeta que llegó hasta una aldea en la cual la violencia y la criminalidad abundaban por doquier. El viejo profeta comenzó a gritar, pero nada allí cambió. Y siguió gritando, día a día...
‘Viejo tonto’, le dijo uno. ‘¿Por qué no te vas de aquí? ¿No ves que nadie te escucha ni nadie jamás te ha escuchado?’.
‘Te equivocas’, le dijo el profeta. ‘Cuando llegué aquí yo gritaba para cambiarlos a ustedes; ahora grito para que ustedes no me cambien a mí’.
Rezamos, sufrimos y lloramos para que esta situación de violencia, lágrimas y sangre pueda cambiar. Para que algún día podamos vivir juntos, uno al lado del otro, sin muerte y sin dolor. Sigamos rezando para que ese día llegue...No callemos nuestras voces. Pero agreguemos a este un nuevo grito, el grito del profeta. Recemos también para que esta situación no nos cambie a nosotros y para que no dejemos de ser quienes somos.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Miedo a matar, miedo a morir
Después de veintiún años de separación Iaakov está nuevamente a unos pocos kilómetros de Esav.
El aire puede cortarse con tijera. Iaakov se entera enseguida que Esav viene hacia él....¡Pero no sólo! Su hermano camina acompañado por cuatrocientos hombres. Iaakov tragó saliva. Un escalofrío comenzó a recorrer su cuerpo de cabeza a pies...Y tuvo miedo, y se angustió...
‘Y temió Iaakov mucho y se angustió’ (Bereshit 32, 8), nos dice la Torá.
Si preguntáramos por los motivos del miedo de Iaakov, la respuesta sería unánime y casi obvia. ¿Cómo no habrá de temer viendo que Esav y sus hombres podían matarlo?’. Pero si leemos el versículo detenidamente, veremos que Iaakov no tenía UN miedo; tenía DOS. Por un lado miedo: ‘VaIrá Iaakov Meod’ (Y temió Iaakov mucho).
Por el otro angustia: ‘VaItzer Lo’ (Y se angustió).
RaSHI, nos trae la voz del Midrash (Bereshit Rabá 76, 2) y nos dice: ‘Temía ser matado, y se angustió por si matase él a otros’ (RaSHI a Bereshit 32, 8). Iaakov -nos dice RaSHI- tenía miedo de convertirse en lo que jamás quiso ser. La espada nunca fue su amiga...Esa había sido la bendición a Esav a quien su padre había dicho "Vivirás de tu espada" (ver Bereshit 27, 40).
Iaakov sabía que la espada no era SU asunto. Ese era el terreno de su hermano. Y temió invadir el terreno de la violencia física....que no era el suyo. Temió mucho morir...Pero tanto como morir, temió mucho y se angustió solo por el hecho de pensar en matar. Iaakov sabía que no estaba ‘programado’ para ello.
Cuando uno respira el clima por la calles en este convulsionado Medio Oriente observa que ciertas ‘fantasías’ ya no son solo patrimonio de fanáticos fundamentalistas. ¿¡Cuántos son lo que dicen que para finalizar el conflicto del Medio Oriente ‘hay que matarlos a todos’!? ¡Cuántas veces –para ser honestos- lo pensamos aun sin verbalizarlo?
Y éso también da miedo. Un miedo no menor al que provocan los cohetes kasamim que caen sobre nuestra región. Un nuevo miedo que va sumado a ese primer miedo de Iaakov. Me refiero al segundo miedo de Iaakov. Tenemos miedo en convertirnos en Esav. Y eso también asusta...y angustia.
Recuerdo la historia de aquel viejo profeta que llegó hasta una aldea en la cual la violencia y la criminalidad abundaban por doquier. El viejo profeta comenzó a gritar, pero nada allí cambió. Y siguió gritando, día a día...
‘Viejo tonto’, le dijo uno. ‘¿Por qué no te vas de aquí? ¿No ves que nadie te escucha ni nadie jamás te ha escuchado?’.
‘Te equivocas’, le dijo el profeta. ‘Cuando llegué aquí yo gritaba para cambiarlos a ustedes; ahora grito para que ustedes no me cambien a mí’.
Rezamos, sufrimos y lloramos para que esta situación de violencia, lágrimas y sangre pueda cambiar. Para que algún día podamos vivir juntos, uno al lado del otro, sin muerte y sin dolor. Sigamos rezando para que ese día llegue...No callemos nuestras voces. Pero agreguemos a este un nuevo grito, el grito del profeta. Recemos también para que esta situación no nos cambie a nosotros y para que no dejemos de ser quienes somos.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
jueves, 4 de diciembre de 2008
Parashat VaIetzé 5769
B"H
Agradeciendo
La Torá nos cuenta esta semana acerca del nacimiento de las doce tribus de Israel.
La historia es más o menos conocida. Iaakov tuvo dos mujeres (Lea y Rajel) y dos concubinas (Zilpá y Bilá) que lo agraciaron con trece hijos. La primera en dar a luz fue Leá y al parir su cuarto hijo nos cuenta la Parashá: "Y concibió más, y parió un hijo, y dijo: ‘Esta vez agradeceré (Odé) al Eterno’, y llamó su nombre Iehudá" (Bereshit 29, 35).
Lea se muestra como una mujer agradecida, y dicha cualidad es digna de destacarse; su cuarto hijo –Iehudá- lleva en su nombre la raíz de la palabra Todá (Gracias).
Sin embargo cabe preguntarse...¿por qué esperó a que nazca su cuarto hijo para agradecer a Di-s? ¿Por qué no le agradeció cuando nació Reuvén, Shimón y Leví (sus primeros tres hijos)?
El Midrash nos cuenta que Leá hizo un inteligente cálculo. ‘Doce tribus saldrán de Iaakov’, pensó. ‘Si Iaakov tiene cuatro mujeres, a cada una le corresponderán tres tribus...’. Cuando vio Leá que Di-s agregó un cuarto hijo a la porción de tres tribus que le correspondía, entonces dijo: ‘Esta vez agradeceré a Di-s’ (Tanjuma, VeIetzé).
Lea no es aquí sólo una mujer agradecida; es una mujer que sabe hace una lectura correcta de las bendiciones que llegan a su vida y dice ‘Gracias’ por ello.
La tradición judía nos enseña a ser agradecidos. La primer palabra que el judío debe decir al momento de levantarse es Modé Aní...(Te agradezco, Di-s viviente, que piadosamente has hecho regresar el alma a mi cuerpo).
La tradición judía nos impone que ante todo, antes de lavarnos las manos, cepillarnos los dientes, digamos ‘Gracias’. Nos impone que la palabra ‘Gracias’ sea la primera en salir de nuestra boca por las mañanas. Incluso, si me pidieran que resumiera en una frase la esencia del judaísmo, diría que el judaísmo es el ejercicio permanente de la gratitud y el reconocimiento de que tal vez no seamos tan merecedores de las muchas bendiciones que llegan a nuestras vidas.
Tal vez sea por eso que nos dice el Midrash: LeAtid Lavo, Kol HaKorbanot Betelin, VeKorban Toda Einó Vatel; Kol HaTefilot Betelot, HaHodaá Einá Betela (En la postrimería de los días todos los sacrificios habrán de ser cancelados, menos el sacrificio de acción de gracias (el Korván Todá); todas las oraciones van a ser canceladas, menos la oración de gracias (la Hodaá) (VaIkrá Rabá 9, 7).
Algo muy parecido ocurre con la Tefilá. Cuando en la repetición de la Tefilá de Shajarit, el oficiante llega a la decimoséptima bendición (la Hodaá, la bendición de agradecimiento), la congregación lee en voz baja el Modim DeRabanán, una versión diferente de dicha bendición reservada sólo para la comunidad.
¿Por qué? ¿Por qué no puede el oficiante representar a la congregación en esta bendición de la misma forma que lo hace en las demás?
Nos enseña Rabí David Abudarham que se puede nombrar un representante para cualquier oración. Puede buscar siempre un emisario para que rece por su salud, por su bienestar o por su fortuna..
Pero no se puede nombrar a un representante para decir ‘Gracias’. Cada uno debe agradecer por por su cuenta.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Agradeciendo
La Torá nos cuenta esta semana acerca del nacimiento de las doce tribus de Israel.
La historia es más o menos conocida. Iaakov tuvo dos mujeres (Lea y Rajel) y dos concubinas (Zilpá y Bilá) que lo agraciaron con trece hijos. La primera en dar a luz fue Leá y al parir su cuarto hijo nos cuenta la Parashá: "Y concibió más, y parió un hijo, y dijo: ‘Esta vez agradeceré (Odé) al Eterno’, y llamó su nombre Iehudá" (Bereshit 29, 35).
Lea se muestra como una mujer agradecida, y dicha cualidad es digna de destacarse; su cuarto hijo –Iehudá- lleva en su nombre la raíz de la palabra Todá (Gracias).
Sin embargo cabe preguntarse...¿por qué esperó a que nazca su cuarto hijo para agradecer a Di-s? ¿Por qué no le agradeció cuando nació Reuvén, Shimón y Leví (sus primeros tres hijos)?
El Midrash nos cuenta que Leá hizo un inteligente cálculo. ‘Doce tribus saldrán de Iaakov’, pensó. ‘Si Iaakov tiene cuatro mujeres, a cada una le corresponderán tres tribus...’. Cuando vio Leá que Di-s agregó un cuarto hijo a la porción de tres tribus que le correspondía, entonces dijo: ‘Esta vez agradeceré a Di-s’ (Tanjuma, VeIetzé).
Lea no es aquí sólo una mujer agradecida; es una mujer que sabe hace una lectura correcta de las bendiciones que llegan a su vida y dice ‘Gracias’ por ello.
La tradición judía nos enseña a ser agradecidos. La primer palabra que el judío debe decir al momento de levantarse es Modé Aní...(Te agradezco, Di-s viviente, que piadosamente has hecho regresar el alma a mi cuerpo).
La tradición judía nos impone que ante todo, antes de lavarnos las manos, cepillarnos los dientes, digamos ‘Gracias’. Nos impone que la palabra ‘Gracias’ sea la primera en salir de nuestra boca por las mañanas. Incluso, si me pidieran que resumiera en una frase la esencia del judaísmo, diría que el judaísmo es el ejercicio permanente de la gratitud y el reconocimiento de que tal vez no seamos tan merecedores de las muchas bendiciones que llegan a nuestras vidas.
Tal vez sea por eso que nos dice el Midrash: LeAtid Lavo, Kol HaKorbanot Betelin, VeKorban Toda Einó Vatel; Kol HaTefilot Betelot, HaHodaá Einá Betela (En la postrimería de los días todos los sacrificios habrán de ser cancelados, menos el sacrificio de acción de gracias (el Korván Todá); todas las oraciones van a ser canceladas, menos la oración de gracias (la Hodaá) (VaIkrá Rabá 9, 7).
Algo muy parecido ocurre con la Tefilá. Cuando en la repetición de la Tefilá de Shajarit, el oficiante llega a la decimoséptima bendición (la Hodaá, la bendición de agradecimiento), la congregación lee en voz baja el Modim DeRabanán, una versión diferente de dicha bendición reservada sólo para la comunidad.
¿Por qué? ¿Por qué no puede el oficiante representar a la congregación en esta bendición de la misma forma que lo hace en las demás?
Nos enseña Rabí David Abudarham que se puede nombrar un representante para cualquier oración. Puede buscar siempre un emisario para que rece por su salud, por su bienestar o por su fortuna..
Pero no se puede nombrar a un representante para decir ‘Gracias’. Cada uno debe agradecer por por su cuenta.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
viernes, 28 de noviembre de 2008
Parashat Toldot 5769
B"H
Herederos de la voz
Cuando pienso en sorpresas de la naturaleza y caprichos de la genética me viene en mente el nacimiento de Iaakov y Esav…
¿Cómo dos mellizos pueden ser tan diferentes?
El uno, Esav, peludo. El otro, Iaakov, lampiño.El uno, Esav, hombre de campo y de caza. El otro, Iaakov, hombre de hogar y familia.El uno, Esav, habla a través de sus manos. El otro, Iaakov, habla a través de su voz.
El nacimiento de estos mellizos representa mucho más que el nacimiento de dos personas: marca para la tradición de Israel el nacimiento de dos maneras de confrontarse con la vida: por medio de la fuerza y la violencia o por medio de la palabra y la comunicación.
Uno puede ser Esav también como padre o como esposo y puede ser Iaakov como maestro o como nación.
Hay países que heredaron la espada de Esav y otros que son herederos de la voz de Iaakov.
El poder abruma e infunde respeto, es cierto.Pero la palabra es la que siempre perdura y vence. Nada puede contra la calidez de una palabra apropiada.
El célebre fabulista Esopo alguna vez sintetizó esta idea a través de una parábola…
El sol y el viento discutían para ver quién era el más fuerte. El viento decía: ‘¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le haré quitar la capa más rápido que tú’.
Se ocultó el sol tras una nube y comenzó a soplar el viento, cada vez con más fuerza, hasta ser casi un ciclón, pero cuanto más soplaba tanto más se envolvía el hombre en la capa.
Por fin el viento se calmó y se declaró vencido y entonces salió el sol y sonrió cálidamente sobre el anciano.
No pasó mucho tiempo hasta que el anciano, acalorado por la tibieza del sol, se quitó la capa. El sol demostró entonces al viento que la suavidad y el amor de los abrazos son más poderosos que la furia y la fuerza.
Esta fábula de Esopo nos hace notar una gran paradoja: no existe en el mundo debilidad más grande que la fuerza sin miramientos, sin responsabilidades y sin contemplar las consecuencias.
La suavidad, el amor, la palabra y la tolerancia son fuertes aun cuando parezcan –a simple vista- frágiles y delicados.
HaKol Kol Iaakov VeHaIadaim Idei Esav…La voz es la voz de Iaakov, pero las manos son las manos de Esav.
Esta fue la expresión de desconcierto de nuestro patriarca Itzjak al notar, en la oscuridad de su ceguera, que aquel que estaba pidiendo bendición no le resultaba conocido…
Iaakov, cubierto con la piel de cabrito ante su padre ciego, se había transformado en un ser híbrido carente de identidad: Mantenía su propia voz, pero tomaba prestadas las manos de su hermano.
Somos un pueblo que a lo largo de las generaciones nos caracterizamos sólo por nuestra voz como dignos descendientes de Iaakov.
Es cierto que el pueblo judío vive una de las etapas más favorables de los últimos dos mil años. Vivimos en un estado propio, ya no de prestado, que nos protege y nos ha completado como nación.
Pero, al mismo tiempo, estamos viviendo una de las crisis de identidad más grandes de los últimos dos mil años. El pueblo judío se mira al espejo y mira una sociedad el la que algunos llevan la bandera de la voz de Iaakov, pero otros hacen culto de las manos de Esav.
Durante dos mil años hemos escrito libros. Hoy seguimos escribiéndolos y exportamos ciencia…pero también exportamos armas…
Es bueno –diría imprescindible- tener un estado fuerte y estar cuidados por el ejército más poderoso del Medio Oriente. Pero debemos recordar siempre que esas manos de Esav las tomamos prestadas para resguardar la voz de Iaakov.
Tal vez a menudo nos veamos obligados a actuar –al decir de Esopo- con la virulencia del viento. Pero debemos tener en el claro, que a la larga, deberemos actuar con el calor del sol, que el auténtico roshem, que el género humano debe tener de nosotros tiene que ver con nuestra el impacto de nuestra voz y no con la fuerza de nuestras manos. Somos herederos de la voz.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Herederos de la voz
Cuando pienso en sorpresas de la naturaleza y caprichos de la genética me viene en mente el nacimiento de Iaakov y Esav…
¿Cómo dos mellizos pueden ser tan diferentes?
El uno, Esav, peludo. El otro, Iaakov, lampiño.El uno, Esav, hombre de campo y de caza. El otro, Iaakov, hombre de hogar y familia.El uno, Esav, habla a través de sus manos. El otro, Iaakov, habla a través de su voz.
El nacimiento de estos mellizos representa mucho más que el nacimiento de dos personas: marca para la tradición de Israel el nacimiento de dos maneras de confrontarse con la vida: por medio de la fuerza y la violencia o por medio de la palabra y la comunicación.
Uno puede ser Esav también como padre o como esposo y puede ser Iaakov como maestro o como nación.
Hay países que heredaron la espada de Esav y otros que son herederos de la voz de Iaakov.
El poder abruma e infunde respeto, es cierto.Pero la palabra es la que siempre perdura y vence. Nada puede contra la calidez de una palabra apropiada.
El célebre fabulista Esopo alguna vez sintetizó esta idea a través de una parábola…
El sol y el viento discutían para ver quién era el más fuerte. El viento decía: ‘¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que le haré quitar la capa más rápido que tú’.
Se ocultó el sol tras una nube y comenzó a soplar el viento, cada vez con más fuerza, hasta ser casi un ciclón, pero cuanto más soplaba tanto más se envolvía el hombre en la capa.
Por fin el viento se calmó y se declaró vencido y entonces salió el sol y sonrió cálidamente sobre el anciano.
No pasó mucho tiempo hasta que el anciano, acalorado por la tibieza del sol, se quitó la capa. El sol demostró entonces al viento que la suavidad y el amor de los abrazos son más poderosos que la furia y la fuerza.
Esta fábula de Esopo nos hace notar una gran paradoja: no existe en el mundo debilidad más grande que la fuerza sin miramientos, sin responsabilidades y sin contemplar las consecuencias.
La suavidad, el amor, la palabra y la tolerancia son fuertes aun cuando parezcan –a simple vista- frágiles y delicados.
HaKol Kol Iaakov VeHaIadaim Idei Esav…La voz es la voz de Iaakov, pero las manos son las manos de Esav.
Esta fue la expresión de desconcierto de nuestro patriarca Itzjak al notar, en la oscuridad de su ceguera, que aquel que estaba pidiendo bendición no le resultaba conocido…
Iaakov, cubierto con la piel de cabrito ante su padre ciego, se había transformado en un ser híbrido carente de identidad: Mantenía su propia voz, pero tomaba prestadas las manos de su hermano.
Somos un pueblo que a lo largo de las generaciones nos caracterizamos sólo por nuestra voz como dignos descendientes de Iaakov.
Es cierto que el pueblo judío vive una de las etapas más favorables de los últimos dos mil años. Vivimos en un estado propio, ya no de prestado, que nos protege y nos ha completado como nación.
Pero, al mismo tiempo, estamos viviendo una de las crisis de identidad más grandes de los últimos dos mil años. El pueblo judío se mira al espejo y mira una sociedad el la que algunos llevan la bandera de la voz de Iaakov, pero otros hacen culto de las manos de Esav.
Durante dos mil años hemos escrito libros. Hoy seguimos escribiéndolos y exportamos ciencia…pero también exportamos armas…
Es bueno –diría imprescindible- tener un estado fuerte y estar cuidados por el ejército más poderoso del Medio Oriente. Pero debemos recordar siempre que esas manos de Esav las tomamos prestadas para resguardar la voz de Iaakov.
Tal vez a menudo nos veamos obligados a actuar –al decir de Esopo- con la virulencia del viento. Pero debemos tener en el claro, que a la larga, deberemos actuar con el calor del sol, que el auténtico roshem, que el género humano debe tener de nosotros tiene que ver con nuestra el impacto de nuestra voz y no con la fuerza de nuestras manos. Somos herederos de la voz.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
viernes, 21 de noviembre de 2008
Parashat Jaiei Sara 5769
B”H
Dos vidas en unaLa Parashá de esta semana comienza diciendo: "Y fue la vida de Sara, de cien años y veinte años y siete años, los años de la vida de Sara" (Bereshit 23, 1).
Sin embargo, "Shnei Jaiei Sara" (traducido como "Los años de la vida de Sara"), puede leerse como 'Las dos vidas de Sara'.
¿Por qué pensar que Sara tuvo dos vidas?
No estamos hablando aquí de una 'Doble vida' –Di-s nos libre y nos guarde- al modo que solemos entender ‘la doble vida’ en nuestro mundo contemporáneo donde este concepto es sinónimo de marginalidad y engaño...
Ocurre que si bien nuestra vida es una, existen ciertos giros en nuestra existencia que hacen cambiar radicalmente nuestra percepción del mundo.
El nacimiento de un hijo, la llegada del amor. O un traspié financiero, o una pérdida muy querida...
Todos tenemos algo que nos ha cambiado. Todos tenemos algo que nos hizo crecer y madurar, aun cuando haya sido a fuerza de golpes y de dolor...
Muchas vidas conviven en una vida, y es la manera en la que nos confrontamos a estos cambios la que marcará el rumbo de este nuevo capítulo.
Tal vez, la palabra inicial de esta Parashá sea un buen indicio para saber cuáles fueron las dos vidas de Sará: VaIihú.
El autor del libro "Minjá Belulá" nos hace notar que la palabra 'VaIhiú' ('Y fueron', en español) tiene un valor numérico igual a treinta y siete (6, 10, 5, 10, 6)
Si Sará vivió ciento veintisiete años y le restamos treinta y siete, tendremos noventa años. A los noventa años Sará dio a luz a su único hijo, nuestro patriarca Itzjak.
Una vida o dos vidas, según cómo se vea. Bien podríamos decir que fue una vida de ciento veintisiete años, o que fue una de noventa y otra de treinta y siete.
Noventa años de sufrimiento y de plegarias por el hijo que la naturaleza le negaba y treinta y siete años de realización y plenitud por ese hijo que Di-s le regaló.
Cuenta una historia que un hombre caminaba por el bosque y se topó con un cementerio. Lápidas viejas y derruídas, que a duras penas dejaban leer las inscripciones en la piedra.
Sin embargo, el hombre alcanzó a leer los nombres y la edad de los fallecidos y notó con sorpresa que la edad de aquellos que yacían allí no pasaba de los once años y lo más extraño era que el tiempo vivido estaba medido en años, meses, semanas y días.
El hombre se sintió conmovido y pensando que se encontraba ante un cementerio de niños se acercó al pueblo vecino a preguntar qué extraño mal aquejaba a esa población que había arrasado con tantos niños.
‘No son niños’, le respondió el anciano del lugar. ‘Y aquí no hay ningún extraño mal que nos acose. Ocurre que desde hace generaciones conservamos una bella costumbre. Cada niño, al cumplir los quince años, recibe una pequeña libreta como esta que llevo colgada en mi cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la izquierda que fue lo disfrutado...A la derecha, cuanto tiempo duró el gozo.
Conoció a su mujer y se enamoró de ella...
¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media?¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?¿Días? ¿Semanas?
Así... vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos...cada instante de dicha.Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ESE es para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido
Sará vivió ciento veintisiete años, de fe, coraje y pasión.
Dos vidas en una. En su juventud con la experiencia de la adultez sobreponiéndose al dolor por el hijo que no llegaba, y en la adultez con el empuje de la juventud, criando un hijo cuando debería estar malcriando un nieto....
Valga su ejemplo en esta semana en la que leemos sobre su muerte, para inspirarnos en su fuerza frente a la adversidad y en su fuego para afrontar los cambios a los que nos somete la vida...
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Dos vidas en unaLa Parashá de esta semana comienza diciendo: "Y fue la vida de Sara, de cien años y veinte años y siete años, los años de la vida de Sara" (Bereshit 23, 1).
Sin embargo, "Shnei Jaiei Sara" (traducido como "Los años de la vida de Sara"), puede leerse como 'Las dos vidas de Sara'.
¿Por qué pensar que Sara tuvo dos vidas?
No estamos hablando aquí de una 'Doble vida' –Di-s nos libre y nos guarde- al modo que solemos entender ‘la doble vida’ en nuestro mundo contemporáneo donde este concepto es sinónimo de marginalidad y engaño...
Ocurre que si bien nuestra vida es una, existen ciertos giros en nuestra existencia que hacen cambiar radicalmente nuestra percepción del mundo.
El nacimiento de un hijo, la llegada del amor. O un traspié financiero, o una pérdida muy querida...
Todos tenemos algo que nos ha cambiado. Todos tenemos algo que nos hizo crecer y madurar, aun cuando haya sido a fuerza de golpes y de dolor...
Muchas vidas conviven en una vida, y es la manera en la que nos confrontamos a estos cambios la que marcará el rumbo de este nuevo capítulo.
Tal vez, la palabra inicial de esta Parashá sea un buen indicio para saber cuáles fueron las dos vidas de Sará: VaIihú.
El autor del libro "Minjá Belulá" nos hace notar que la palabra 'VaIhiú' ('Y fueron', en español) tiene un valor numérico igual a treinta y siete (6, 10, 5, 10, 6)
Si Sará vivió ciento veintisiete años y le restamos treinta y siete, tendremos noventa años. A los noventa años Sará dio a luz a su único hijo, nuestro patriarca Itzjak.
Una vida o dos vidas, según cómo se vea. Bien podríamos decir que fue una vida de ciento veintisiete años, o que fue una de noventa y otra de treinta y siete.
Noventa años de sufrimiento y de plegarias por el hijo que la naturaleza le negaba y treinta y siete años de realización y plenitud por ese hijo que Di-s le regaló.
Cuenta una historia que un hombre caminaba por el bosque y se topó con un cementerio. Lápidas viejas y derruídas, que a duras penas dejaban leer las inscripciones en la piedra.
Sin embargo, el hombre alcanzó a leer los nombres y la edad de los fallecidos y notó con sorpresa que la edad de aquellos que yacían allí no pasaba de los once años y lo más extraño era que el tiempo vivido estaba medido en años, meses, semanas y días.
El hombre se sintió conmovido y pensando que se encontraba ante un cementerio de niños se acercó al pueblo vecino a preguntar qué extraño mal aquejaba a esa población que había arrasado con tantos niños.
‘No son niños’, le respondió el anciano del lugar. ‘Y aquí no hay ningún extraño mal que nos acose. Ocurre que desde hace generaciones conservamos una bella costumbre. Cada niño, al cumplir los quince años, recibe una pequeña libreta como esta que llevo colgada en mi cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:
A la izquierda que fue lo disfrutado...A la derecha, cuanto tiempo duró el gozo.
Conoció a su mujer y se enamoró de ella...
¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y media?¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?¿Días? ¿Semanas?
Así... vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos...cada instante de dicha.Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ESE es para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido
Sará vivió ciento veintisiete años, de fe, coraje y pasión.
Dos vidas en una. En su juventud con la experiencia de la adultez sobreponiéndose al dolor por el hijo que no llegaba, y en la adultez con el empuje de la juventud, criando un hijo cuando debería estar malcriando un nieto....
Valga su ejemplo en esta semana en la que leemos sobre su muerte, para inspirarnos en su fuerza frente a la adversidad y en su fuego para afrontar los cambios a los que nos somete la vida...
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Parashat VaIerá 5769
B"H
Abriendo los Ojos
‘Y vio Sara el hijo de Hagar, la egipcia, que ella le había dado a Abraham, que se burlaba; dijo, entonces, a Abraham: ‘Echa a esta esclava y a su hijo, pues su hijo no habrá de heredar junto con mi hijo, con Itzjak’ (Bereshit 21).
Abraham, algo dolido es cierto, acata la orden de su mujer (Alguien dijo alguna vez que este fue el primer ‘Sí, querida’ de la historia).
Y Hagar partió con Ishamel con una mínima provisión de agua al implacable desierto de Beer Shevá. A los pocos días, la sed pudo más que ellos. Y cuando Hagar pensaba que su hijo Ishmael estaba por morir, Di-s abrió sus ojos y Hagar avistó un pozo de agua con el cual pudo calmar su sed.
Es interesante observar y analizar la naturaleza de este milagro. El Rabino Harold Kushner señala que Di-s no realizó un milagro para Hagar como solemos entender los milagros. No creó un pozo de la nada que no estuviera allí antes. Di-s le abrió los ojos para que ella pudiera ver el pozo que antes no había notado, y de pronto ese mundo tan cruel, se volvía un sitio apto para la vida.
El pozo había estado allí todo el tiempo. Di-s solo le abrió los ojos para que ella vea aquello que hasta hacía un momento era invisible ante sus ojos.
A menudo rodeados de problemas, también nosotros solemos enceguecernos. Las soluciones parecen lejanas, los problemas abundan y la desesperación crece.
La auténtica paz interior no radica en carecer de problemas. Sino, que radica en la capacidad de poder abrir los ojos y apreciar la luz al final del túnel y el orden en medio del caos.
Abrir los ojos y entender que el mundo no es tan cruel como a menudo nos parece.
Hagar estaba desesperada. El mundo se había vuelto en contra suya. Di-s la bendijo con la capacidad de hallar belleza en esa jungla, encontrar la armonía y el sosiego en medio de su desconcierto.
Se cuenta de un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera dibujar la paz perfecta. Muchos artistas intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera mostraba un lago muy tranquilo. Un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y sin verde. Sobre ellas habia un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Bastante poco pacífico, por cierto.
Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allá, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido.
Paz perfecta. El rey escogió la segunda. Y explicó: Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Abriendo los Ojos
‘Y vio Sara el hijo de Hagar, la egipcia, que ella le había dado a Abraham, que se burlaba; dijo, entonces, a Abraham: ‘Echa a esta esclava y a su hijo, pues su hijo no habrá de heredar junto con mi hijo, con Itzjak’ (Bereshit 21).
Abraham, algo dolido es cierto, acata la orden de su mujer (Alguien dijo alguna vez que este fue el primer ‘Sí, querida’ de la historia).
Y Hagar partió con Ishamel con una mínima provisión de agua al implacable desierto de Beer Shevá. A los pocos días, la sed pudo más que ellos. Y cuando Hagar pensaba que su hijo Ishmael estaba por morir, Di-s abrió sus ojos y Hagar avistó un pozo de agua con el cual pudo calmar su sed.
Es interesante observar y analizar la naturaleza de este milagro. El Rabino Harold Kushner señala que Di-s no realizó un milagro para Hagar como solemos entender los milagros. No creó un pozo de la nada que no estuviera allí antes. Di-s le abrió los ojos para que ella pudiera ver el pozo que antes no había notado, y de pronto ese mundo tan cruel, se volvía un sitio apto para la vida.
El pozo había estado allí todo el tiempo. Di-s solo le abrió los ojos para que ella vea aquello que hasta hacía un momento era invisible ante sus ojos.
A menudo rodeados de problemas, también nosotros solemos enceguecernos. Las soluciones parecen lejanas, los problemas abundan y la desesperación crece.
La auténtica paz interior no radica en carecer de problemas. Sino, que radica en la capacidad de poder abrir los ojos y apreciar la luz al final del túnel y el orden en medio del caos.
Abrir los ojos y entender que el mundo no es tan cruel como a menudo nos parece.
Hagar estaba desesperada. El mundo se había vuelto en contra suya. Di-s la bendijo con la capacidad de hallar belleza en esa jungla, encontrar la armonía y el sosiego en medio de su desconcierto.
Se cuenta de un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera dibujar la paz perfecta. Muchos artistas intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera mostraba un lago muy tranquilo. Un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero estas eran escabrosas y sin verde. Sobre ellas habia un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Bastante poco pacífico, por cierto.
Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allá, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido.
Paz perfecta. El rey escogió la segunda. Y explicó: Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Nueva Direccion de Oficina
Queridos Javerim: Les comunicamos que nos hemos mudado de oficina, a partir de la fecha nos encontraran en nuestra nueva direccion: Dafna 51, Kiriat Bialik (Conservatorio), planta baja, en el mismo edificio donde se realizar los rezos.
Momentaneamente no disponemos de linea telefonica por lo tanto ante cualquier duda o pregunta se pueden dirigir al celular de Judith: 0524618991.
Hakehila Hamasoratit Hakrayot.
Momentaneamente no disponemos de linea telefonica por lo tanto ante cualquier duda o pregunta se pueden dirigir al celular de Judith: 0524618991.
Hakehila Hamasoratit Hakrayot.
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Parashat Lej lejá 5769
B"H
No hay edad para el cambio.
Setenta y cinco años tenía Abraham al salir de casa de su padre. Setenta y cinco años vivió Abraham equivocado. Escuchó el llamado de Di-s y partió. ‘Y dijo el Eterno a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa paterna, a la tierra que te señalaré’.
¿Qué sabemos de los setenta y cinco primeros años de Abraham?
Poco y nada. El Midrash nos cuenta que era comerciante. Teraj, su papá, moldeaba ídolos para cultos paganos. En una ocasión salió su papá, y dejó a Abraham a cargo del negocio. Abraham tomó un palo y destrozó todas la estatuas de su padre. Todas, menos una; y en sus manos puso el palo.
Su padre regresó, y al ver el desastre en su comercio, preguntó horrorizado a su hijo: ‘¿Quién hizo ésto?’.
"¡No sabes lo que pasó cuando saliste!", dijo Abraham. "Las estatuas comenzaron a pelearse. Todas querían comer primero de las ofrendas. Una decía ‘¡Primera, yo!’ otra ‘¡No, primero yo!’. La más grande de todas, tomó un palo en la mano y destrozó a todas sus compañeras".
"¿Crees que soy tonto?", dijo Teraj a su hijo. "¿Cómo voy a creer éso?".
"No escuchen tus oídos lo que está diciendo tu boca", dijo Abraham (Bereshit Rabá 38, 13).Abraham comprende que setenta y cinco años son muchos, pero que eso no lo inhibe para actuar.
De hecho, los grandes sucesos de la vida de Abraham ocurrieron después de los setenta y cinco años. A los setenta y cinco años se va de su casa y se establece en la Tierra de Israel. A los ochenta y seis años, nace su primer hijo (Ishmael). A los noventa y nueve años, cambia su nombre, y abraza la fe judía practicándose el brit milá. Y a los cien años, nace su hijo Itzjak.
¿Qué hizo Abraham antes de los setenta y cinco? Sabemos poco. Lo que sí sabemos es que la vida -la auténtica y provechosa vida de Abraham- comenzó allí, en ese punto en el que mucha gente dice ‘Ya no tengo más fuerzas’.
En ese punto, Di-s llama a Abraham y le dice: ‘Si creías no tener más fuerzas, Yo te llamo, te confío la formación de un pueblo de quien serás su padre, y te demostraré que tenes muchas más fuerzas de las que creías tener. Mañana a la mañana no te vas a levantar para ir al negocio de tu papá a vender ídolos de barro en los que no crees...Lej, Lejá...¡Vete de aquí!. Junta fuerzas y sal de tu vida en busca de un nuevo rumbo. Yo estoy contigo’.
Leí en una oportunidad, acerca de los premios Nobel y de su orígenes. Alfred Nobel, un químico sueco, amasó fortunas fabricando explosivos y vendiendo la fórmula a diferentes gobiernos para fabricar armamentos.
Ya de grande, el hermano de Nobel murió, y por un error periodístico se público la necrólogica de Alfred, que por la mañana tomó el diario y se enteró que...¡había muerto! Sin embargo, tuvo una oportunidad única; logró leer aquello por lo que sería recordado a la hora de su muerte.
Fue tal su costernación al ver que pasaría a la historia y sería recordaddo por ser un mercader de la muerte, que tomó toda su fortuna y la usó para crear la fundación que premia los mayores logros en diversos campos útiles para la humanidad.
Y en realidad, es por eso –por los premios- y no por los explosivos que se lo recuerda al día de hoy. Fue en los últimos años de su vida, que Nobel le imprimió un nuevo rumbo a la existencia.No seamos ingenuos. Hay ciertas veces en la vida que es difícil volver a empezar. La edad nos limita para ciertas cosas, a todos, niños, jóvenes y ancianos. Uno va creciendo y ciertas cosas ya son difíciles de cambiar. Para convivir con ello, también es necesario ser fuerte.
Quiera Di-s darnos la fuerza para cambiar lo modificable, y para aprender a convivir con aquello que no lo es.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
No hay edad para el cambio.
Setenta y cinco años tenía Abraham al salir de casa de su padre. Setenta y cinco años vivió Abraham equivocado. Escuchó el llamado de Di-s y partió. ‘Y dijo el Eterno a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa paterna, a la tierra que te señalaré’.
¿Qué sabemos de los setenta y cinco primeros años de Abraham?
Poco y nada. El Midrash nos cuenta que era comerciante. Teraj, su papá, moldeaba ídolos para cultos paganos. En una ocasión salió su papá, y dejó a Abraham a cargo del negocio. Abraham tomó un palo y destrozó todas la estatuas de su padre. Todas, menos una; y en sus manos puso el palo.
Su padre regresó, y al ver el desastre en su comercio, preguntó horrorizado a su hijo: ‘¿Quién hizo ésto?’.
"¡No sabes lo que pasó cuando saliste!", dijo Abraham. "Las estatuas comenzaron a pelearse. Todas querían comer primero de las ofrendas. Una decía ‘¡Primera, yo!’ otra ‘¡No, primero yo!’. La más grande de todas, tomó un palo en la mano y destrozó a todas sus compañeras".
"¿Crees que soy tonto?", dijo Teraj a su hijo. "¿Cómo voy a creer éso?".
"No escuchen tus oídos lo que está diciendo tu boca", dijo Abraham (Bereshit Rabá 38, 13).Abraham comprende que setenta y cinco años son muchos, pero que eso no lo inhibe para actuar.
De hecho, los grandes sucesos de la vida de Abraham ocurrieron después de los setenta y cinco años. A los setenta y cinco años se va de su casa y se establece en la Tierra de Israel. A los ochenta y seis años, nace su primer hijo (Ishmael). A los noventa y nueve años, cambia su nombre, y abraza la fe judía practicándose el brit milá. Y a los cien años, nace su hijo Itzjak.
¿Qué hizo Abraham antes de los setenta y cinco? Sabemos poco. Lo que sí sabemos es que la vida -la auténtica y provechosa vida de Abraham- comenzó allí, en ese punto en el que mucha gente dice ‘Ya no tengo más fuerzas’.
En ese punto, Di-s llama a Abraham y le dice: ‘Si creías no tener más fuerzas, Yo te llamo, te confío la formación de un pueblo de quien serás su padre, y te demostraré que tenes muchas más fuerzas de las que creías tener. Mañana a la mañana no te vas a levantar para ir al negocio de tu papá a vender ídolos de barro en los que no crees...Lej, Lejá...¡Vete de aquí!. Junta fuerzas y sal de tu vida en busca de un nuevo rumbo. Yo estoy contigo’.
Leí en una oportunidad, acerca de los premios Nobel y de su orígenes. Alfred Nobel, un químico sueco, amasó fortunas fabricando explosivos y vendiendo la fórmula a diferentes gobiernos para fabricar armamentos.
Ya de grande, el hermano de Nobel murió, y por un error periodístico se público la necrólogica de Alfred, que por la mañana tomó el diario y se enteró que...¡había muerto! Sin embargo, tuvo una oportunidad única; logró leer aquello por lo que sería recordado a la hora de su muerte.
Fue tal su costernación al ver que pasaría a la historia y sería recordaddo por ser un mercader de la muerte, que tomó toda su fortuna y la usó para crear la fundación que premia los mayores logros en diversos campos útiles para la humanidad.
Y en realidad, es por eso –por los premios- y no por los explosivos que se lo recuerda al día de hoy. Fue en los últimos años de su vida, que Nobel le imprimió un nuevo rumbo a la existencia.No seamos ingenuos. Hay ciertas veces en la vida que es difícil volver a empezar. La edad nos limita para ciertas cosas, a todos, niños, jóvenes y ancianos. Uno va creciendo y ciertas cosas ya son difíciles de cambiar. Para convivir con ello, también es necesario ser fuerte.
Quiera Di-s darnos la fuerza para cambiar lo modificable, y para aprender a convivir con aquello que no lo es.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
martes, 4 de noviembre de 2008
Datos Personales
Nos complace informarle que hemos diseñado y puesto a su disposición una planilla de datos personales que se puede completar ingresando a nuestra pagina web: Hakehila Hamasoratit Hakrayot
Los datos que puedan brindarnos en esta planilla nos serviran para actualizar y mejorar la base de datos con que cuenta la Kehila, para tal fin agradecemos completar el formulario a los efectos de incorporar la información solicitada en nuestra base de datos.
Gracias por el tiempo utilizado en completar el formulario.
Hakehila Hamasortit Hakrayot.
Los datos que puedan brindarnos en esta planilla nos serviran para actualizar y mejorar la base de datos con que cuenta la Kehila, para tal fin agradecemos completar el formulario a los efectos de incorporar la información solicitada en nuestra base de datos.
Gracias por el tiempo utilizado en completar el formulario.
Hakehila Hamasortit Hakrayot.
jueves, 30 de octubre de 2008
Parashat Noaj 5769
B"H
Pensando en el Vino
Al leer los primeros versículos de Parashat Noaj, llama poderosamente la atención que tratándose Noaj de un hombre probo e íntegro no haya sido desigando como padre del pueblo de Israel.
"Noaj, hombre justo e íntegro era en sus generaciones", nos dice la Torá al inicio de la Parashá (Bereshit 6, 9) ¿Acaso se necesita más que eso?
Los comentaristas se han encargado de responder a este interrogante sugiriendo que Noaj encaró el diluvio con una gran cuota de egoísmo.
Se cuenta en el Zohar que al salir Noaj del arca y ver al mundo en ruinas comenzó a llorar y a implorar a Di-s:
¡Soberano del mundo! ¿Acaso no eres llamado piadoso? ¡Tendrías que haberte apiadado de tus criaturas!
Le dijo el Santo Bendito: ¿¡Ahora me lo dices!? ¡Por qué no lo hiciste cuando avertí que traería el diluvio!? Seguramente, al saberte a salvo en el arca no se te ocurrió pensar en el funesto destino del mundo... (Midrash HaNeelam, Noaj).
Sin embargo deseo hoy proponer otra respuesta para este interrogante, que está relacionada con la actitud de Naoj al finalizar el diluvio.
Al salir Noaj del arca, nos cuenta la Parashá: "Y empezó Noaj, (ser) hombre de la tierra (labrador), y a plantar una viña. Y bebió del vino y emborrachóse" (9:20-21)
Los sabios de Israel interpretan que la palabra "VaIajel" no proviene del verbo "LeHatjil" (Empezar) sino de la palabra Jol (Ordinario). De esta manera sugieren que Noaj se transformó en un ser ordinario al decidir comenzar esta nueva etapa de su vida plantando una viña. Podría haber plantado un higuera o un olivo y sin embargo comenzó plantando algo que terminó siendo su perdición y lo ubicó (a él y a sus tres hijos) frente a un complejo cuadro familiar de impredecibles consecuencias (véase Bereshit 9, 20-27).
.¿Qué haríamos nosotros en su lugar? Si ante nuestros ojos viéramos al mundo en ruinas y debiéramos comenzar de cero...¿por dónde empezaríamos?
Algunos comenzarían construyendo una casa, otros tal vez una escuela... ¿En qué pensó Noaj? ¡En el vino!
Vemos que ese orden de prioridades dista de coincidir con la escala de valores de nuestros patriarcas.
¿En qué pensaban ellos?
En encontrar -por ejemplo- una pareja adecuada para sus hijos, no sea que vayan a tomar mujer de entre las hijas de Cnaan (ver Bereshit 24,3; Bereshit 28, 8 donde se habla acerca de Abraham y de Itzjak).
Otro ejemplo interesante tiene que ver con el tercero de nuestros patriarcas. Cuando Iaakov descendió con sus hijos a la tierra de Egipto -inaugurando una nueva etapa en la vida de su familia- se nos cuenta que envió a Iehudá adelante de todos ellos (Bereshit 46, 28). RaSHI nos enseña que Iehudá fue enviado en primer término a fin de establecer un Beit Talmud (una escuela) para los recién llegados (véase RaSHi a Bereshit 46, 28).
Abraam e Itzjak pensaban en la continuidad. Iaakov pensaba en la educación de sus hijos. ¿En qué pensaba Noaj? En los placeres de la bebida.
Un amigo me contó hace un tiempo que visitó la ciudad de Las Vegas en el Estado de Nevada de EEUU y se alojó en un hotel de la zona. Como es sabido, Las Vegas es la capital mundial del juego. Sin embargo, su visita a la ciudad nada tenía que ver con el mundo de la apuestas.
Mi amigo, que había llegado al lugar en viaje de negocios, regresó a su habitación después de una larga jornada de trabajo y quiso abrir la ventana para tomar un poco de aire fresco. Empujó la ventana con fuerza y notó que ésta estaba trabada a punto tal que resultaba imposible abrirla. Llamó entonces a la recepción del hotel y allí se le dijo que en la ciudad de Las Vegas las ventanas de los hoteles permanecen bloquedas por ley. La razón de semejante regla está relacionada -desde ya- con las apuestas. Se le dijo que mucha gente, al haber perdido grandes cantidades de dinero, puede verse tentada a saltar por la ventana al regresar a su habitación.
Resulta insólito pensar que alguien puede poner su dinero en un orden de prioridad superior al de su propia vida. ¿Acaso la gente no sabe que esto es un absurdo? ¿Es realmente necesario que un municipio o un hotel establezca una política tal a fin de salvar la vida de sus clientes?
Algo similar ocurre con las multas a los conductores ebrios. Todos saben que el conducir ebrio resulta peligroso. Y aun así el Estado amenaza a los conductores con fuertes multas en caso de ser atrapados en estado de ebriedad. ¿Por qué? ¿Acaso en peligro a perder la vida no representa suficiente escarmiento? Evidentemente no. Muchos son los que a la hora de subirse al volante piensan más en el "alcohol" que en la "vida".
La elección de un orden de prioridades correcto resulta uno de los más grandes desafíos que enfrenta todo hombre y mujer en su paso por este mundo. Y es la clave para el desarrollo de la vida de hombres, sociedades y naciones.
Desde un punto de vista racional, la ecuación siempre resultará sencilla. Pero a la hora de la verdad, la abrumadora absoluta del genero humano suele encarar la vida pensando en "tiempo presente" en lugar de hacerlo en "tiempo futuro".
Noaj estableció un orden de prioridades errado. Pensó en el vino y olvidó como repercutiría esto en sus hijos, convirtiendo a lo secundario en principal y a lo principal en secundario. Nadie puede ser el padre de una nación de valores eternos en base a semejante orden de prioridades.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Pensando en el Vino
Al leer los primeros versículos de Parashat Noaj, llama poderosamente la atención que tratándose Noaj de un hombre probo e íntegro no haya sido desigando como padre del pueblo de Israel.
"Noaj, hombre justo e íntegro era en sus generaciones", nos dice la Torá al inicio de la Parashá (Bereshit 6, 9) ¿Acaso se necesita más que eso?
Los comentaristas se han encargado de responder a este interrogante sugiriendo que Noaj encaró el diluvio con una gran cuota de egoísmo.
Se cuenta en el Zohar que al salir Noaj del arca y ver al mundo en ruinas comenzó a llorar y a implorar a Di-s:
¡Soberano del mundo! ¿Acaso no eres llamado piadoso? ¡Tendrías que haberte apiadado de tus criaturas!
Le dijo el Santo Bendito: ¿¡Ahora me lo dices!? ¡Por qué no lo hiciste cuando avertí que traería el diluvio!? Seguramente, al saberte a salvo en el arca no se te ocurrió pensar en el funesto destino del mundo... (Midrash HaNeelam, Noaj).
Sin embargo deseo hoy proponer otra respuesta para este interrogante, que está relacionada con la actitud de Naoj al finalizar el diluvio.
Al salir Noaj del arca, nos cuenta la Parashá: "Y empezó Noaj, (ser) hombre de la tierra (labrador), y a plantar una viña. Y bebió del vino y emborrachóse" (9:20-21)
Los sabios de Israel interpretan que la palabra "VaIajel" no proviene del verbo "LeHatjil" (Empezar) sino de la palabra Jol (Ordinario). De esta manera sugieren que Noaj se transformó en un ser ordinario al decidir comenzar esta nueva etapa de su vida plantando una viña. Podría haber plantado un higuera o un olivo y sin embargo comenzó plantando algo que terminó siendo su perdición y lo ubicó (a él y a sus tres hijos) frente a un complejo cuadro familiar de impredecibles consecuencias (véase Bereshit 9, 20-27).
.¿Qué haríamos nosotros en su lugar? Si ante nuestros ojos viéramos al mundo en ruinas y debiéramos comenzar de cero...¿por dónde empezaríamos?
Algunos comenzarían construyendo una casa, otros tal vez una escuela... ¿En qué pensó Noaj? ¡En el vino!
Vemos que ese orden de prioridades dista de coincidir con la escala de valores de nuestros patriarcas.
¿En qué pensaban ellos?
En encontrar -por ejemplo- una pareja adecuada para sus hijos, no sea que vayan a tomar mujer de entre las hijas de Cnaan (ver Bereshit 24,3; Bereshit 28, 8 donde se habla acerca de Abraham y de Itzjak).
Otro ejemplo interesante tiene que ver con el tercero de nuestros patriarcas. Cuando Iaakov descendió con sus hijos a la tierra de Egipto -inaugurando una nueva etapa en la vida de su familia- se nos cuenta que envió a Iehudá adelante de todos ellos (Bereshit 46, 28). RaSHI nos enseña que Iehudá fue enviado en primer término a fin de establecer un Beit Talmud (una escuela) para los recién llegados (véase RaSHi a Bereshit 46, 28).
Abraam e Itzjak pensaban en la continuidad. Iaakov pensaba en la educación de sus hijos. ¿En qué pensaba Noaj? En los placeres de la bebida.
Un amigo me contó hace un tiempo que visitó la ciudad de Las Vegas en el Estado de Nevada de EEUU y se alojó en un hotel de la zona. Como es sabido, Las Vegas es la capital mundial del juego. Sin embargo, su visita a la ciudad nada tenía que ver con el mundo de la apuestas.
Mi amigo, que había llegado al lugar en viaje de negocios, regresó a su habitación después de una larga jornada de trabajo y quiso abrir la ventana para tomar un poco de aire fresco. Empujó la ventana con fuerza y notó que ésta estaba trabada a punto tal que resultaba imposible abrirla. Llamó entonces a la recepción del hotel y allí se le dijo que en la ciudad de Las Vegas las ventanas de los hoteles permanecen bloquedas por ley. La razón de semejante regla está relacionada -desde ya- con las apuestas. Se le dijo que mucha gente, al haber perdido grandes cantidades de dinero, puede verse tentada a saltar por la ventana al regresar a su habitación.
Resulta insólito pensar que alguien puede poner su dinero en un orden de prioridad superior al de su propia vida. ¿Acaso la gente no sabe que esto es un absurdo? ¿Es realmente necesario que un municipio o un hotel establezca una política tal a fin de salvar la vida de sus clientes?
Algo similar ocurre con las multas a los conductores ebrios. Todos saben que el conducir ebrio resulta peligroso. Y aun así el Estado amenaza a los conductores con fuertes multas en caso de ser atrapados en estado de ebriedad. ¿Por qué? ¿Acaso en peligro a perder la vida no representa suficiente escarmiento? Evidentemente no. Muchos son los que a la hora de subirse al volante piensan más en el "alcohol" que en la "vida".
La elección de un orden de prioridades correcto resulta uno de los más grandes desafíos que enfrenta todo hombre y mujer en su paso por este mundo. Y es la clave para el desarrollo de la vida de hombres, sociedades y naciones.
Desde un punto de vista racional, la ecuación siempre resultará sencilla. Pero a la hora de la verdad, la abrumadora absoluta del genero humano suele encarar la vida pensando en "tiempo presente" en lugar de hacerlo en "tiempo futuro".
Noaj estableció un orden de prioridades errado. Pensó en el vino y olvidó como repercutiría esto en sus hijos, convirtiendo a lo secundario en principal y a lo principal en secundario. Nadie puede ser el padre de una nación de valores eternos en base a semejante orden de prioridades.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
miércoles, 22 de octubre de 2008
Parashat Bereshit 5769
B"H
El Incorruptible.
Los expertos en botánica, suelen decir que las sequoias, unos enormes árboles que pueblan el estado de California, en EEUU, constituyen la especie que vive mayor cantidad de años. Algunos ejemplares de estos árboles han alcanzado los dos mil años de edad y nos llena de sorpresa el sólo hecho de pensar que fueron sembrados en tiempos de Rabí Akiva y permanecen vivos hasta el día de hoy.
Sin embargo, para un interesante y bastante inédito midrash, la criatura más vieja del mundo no es un árbol, sino un ave llamada ‘Jol’.
Esta criatura está cumpliendo por estos días 5769 años y se conserva fuerte, sana y joven junto a toda su descendencia en algún lugar del universo llamado gan eden.
Tal vez sea un bien momento para que les cuente algo acerca del ‘Jol’. Todos conocen la historia del fruto prohibido, que ocurrió exactamente hace 5769 años. Java (Eva) -tentada por la serpiente- prueba del fruto del árbol del conocimiento desobedeciendo la única orden que Di-s les había impartido.
En ese preciso momento, según el midrash, el ángel de la muerte comenzó a caminar hacia ella.
La mujer, intuyendo que su muerte estaba cerca, dijo celosa: ‘¡Así que yo voy a morir y a Adam le va a ser creada otra mujer en mi lugar...! Le voy a dar de probar también a él’.
Y Adam, convencido por su mujer probó del fruto acompañándola en su destino de mortalidad (Avot deRabí Natán B 1, 10).
Pero no sólo ellos comieron del fruto.
Todos los animales, y todas las aves y todas las bestias, todas dijeron que sí salvo este ave llamado ‘Jol’.
Y salió una voz del cielo que dijo: ‘Jamás conocerá el ‘Jol’ lo que es la muerte, y vivirá él y su descendencia en el gan eden por siempre’ (Bereshit Rabá 19, 5 - Ver ‘Agadot HaIehudim, tomo I, pag. 49 en donde se menciona al ave de esta leyenda con el nombre de Maljás).
La honestidad en medio de la corrupción.
La civilidad en medio de la desobediencia.
El ‘Jol’ no es aquí otra cosa que una caricatura del hombre íntegro rodeado por la depravación moral.
¿Hasta que punto puede el hombre conservar su honestidad cuando el mundo de burla de la honestidad? ¿Hasta que punto podemos ser hombres y mujeres virtuosos en una sociedad en la que tenemos la sensación que –como decía Enrique S. Discépolo- ‘a nadie le importa si naciste honrao’?
No sé si recordarán, en la película ‘Titanic’, el papel que jugaba la orquesta que tocaba sobre la cubierta del barco.
La nave se hundía, le gente se desesperaba a su alrededor, se veían corridas, se escuchaban gritos...
Y la banda seguía tocando aun cuando ya nadie la escuchaba.
Un poco de cordura en medio de tanto caos.
En una imagen casi grotesca, y sólo cuando el barco comienza a inclinarse hacia su destino final, el director de la orquesta hace un gesto a sus músicos y éstos -ante lo inevitable del naufragio y con mirada de ‘misión cumplida’- enfundan prolijamente sus instrumentos, de la misma manera que lo hubieran hecho al teminar un concierto en la Scala de Milan.
Más allá que esta película haya sido tan elogiada por la crítica por sus fabulosos efectos especiales, esa simple imagen me parece -por mucho- la más lograda de la película.
Imagen que nos habla a nosotros.
No dejarnos llevar por la desesperanza, ni dejarnos arrastrar por el ritmo de la corriente y conservar la misión para la que fuimos encomendados hasta el final, firmes en nuestros ‘puestos’.
Imagino al ‘Jol’, mirando cómo sus compañeros iban siendo expulsados del gan eden quedando aislado de toda la creación, y pensando: ‘¿Me quedo con Di-s y mis principios -¡pero sólo!- o acompaño a la corriente en su corrupción?’.
Pero ya es tarde...
Una espada de fuego fue colocada a la puerta del gan eden.
Según la Torá fue ubicada allí para evitar que los de afuera vuelvan a entrar.
A mi humilde entender, también para evitar que el de adentro se ve tentado a salir...
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
El Incorruptible.
Los expertos en botánica, suelen decir que las sequoias, unos enormes árboles que pueblan el estado de California, en EEUU, constituyen la especie que vive mayor cantidad de años. Algunos ejemplares de estos árboles han alcanzado los dos mil años de edad y nos llena de sorpresa el sólo hecho de pensar que fueron sembrados en tiempos de Rabí Akiva y permanecen vivos hasta el día de hoy.
Sin embargo, para un interesante y bastante inédito midrash, la criatura más vieja del mundo no es un árbol, sino un ave llamada ‘Jol’.
Esta criatura está cumpliendo por estos días 5769 años y se conserva fuerte, sana y joven junto a toda su descendencia en algún lugar del universo llamado gan eden.
Tal vez sea un bien momento para que les cuente algo acerca del ‘Jol’. Todos conocen la historia del fruto prohibido, que ocurrió exactamente hace 5769 años. Java (Eva) -tentada por la serpiente- prueba del fruto del árbol del conocimiento desobedeciendo la única orden que Di-s les había impartido.
En ese preciso momento, según el midrash, el ángel de la muerte comenzó a caminar hacia ella.
La mujer, intuyendo que su muerte estaba cerca, dijo celosa: ‘¡Así que yo voy a morir y a Adam le va a ser creada otra mujer en mi lugar...! Le voy a dar de probar también a él’.
Y Adam, convencido por su mujer probó del fruto acompañándola en su destino de mortalidad (Avot deRabí Natán B 1, 10).
Pero no sólo ellos comieron del fruto.
Todos los animales, y todas las aves y todas las bestias, todas dijeron que sí salvo este ave llamado ‘Jol’.
Y salió una voz del cielo que dijo: ‘Jamás conocerá el ‘Jol’ lo que es la muerte, y vivirá él y su descendencia en el gan eden por siempre’ (Bereshit Rabá 19, 5 - Ver ‘Agadot HaIehudim, tomo I, pag. 49 en donde se menciona al ave de esta leyenda con el nombre de Maljás).
La honestidad en medio de la corrupción.
La civilidad en medio de la desobediencia.
El ‘Jol’ no es aquí otra cosa que una caricatura del hombre íntegro rodeado por la depravación moral.
¿Hasta que punto puede el hombre conservar su honestidad cuando el mundo de burla de la honestidad? ¿Hasta que punto podemos ser hombres y mujeres virtuosos en una sociedad en la que tenemos la sensación que –como decía Enrique S. Discépolo- ‘a nadie le importa si naciste honrao’?
No sé si recordarán, en la película ‘Titanic’, el papel que jugaba la orquesta que tocaba sobre la cubierta del barco.
La nave se hundía, le gente se desesperaba a su alrededor, se veían corridas, se escuchaban gritos...
Y la banda seguía tocando aun cuando ya nadie la escuchaba.
Un poco de cordura en medio de tanto caos.
En una imagen casi grotesca, y sólo cuando el barco comienza a inclinarse hacia su destino final, el director de la orquesta hace un gesto a sus músicos y éstos -ante lo inevitable del naufragio y con mirada de ‘misión cumplida’- enfundan prolijamente sus instrumentos, de la misma manera que lo hubieran hecho al teminar un concierto en la Scala de Milan.
Más allá que esta película haya sido tan elogiada por la crítica por sus fabulosos efectos especiales, esa simple imagen me parece -por mucho- la más lograda de la película.
Imagen que nos habla a nosotros.
No dejarnos llevar por la desesperanza, ni dejarnos arrastrar por el ritmo de la corriente y conservar la misión para la que fuimos encomendados hasta el final, firmes en nuestros ‘puestos’.
Imagino al ‘Jol’, mirando cómo sus compañeros iban siendo expulsados del gan eden quedando aislado de toda la creación, y pensando: ‘¿Me quedo con Di-s y mis principios -¡pero sólo!- o acompaño a la corriente en su corrupción?’.
Pero ya es tarde...
Una espada de fuego fue colocada a la puerta del gan eden.
Según la Torá fue ubicada allí para evitar que los de afuera vuelvan a entrar.
A mi humilde entender, también para evitar que el de adentro se ve tentado a salir...
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
jueves, 2 de octubre de 2008
Aseret Iemei Teshuvá 5769
B"H
Curriculums y Biografías
Si nos dejamos llevar por la estadísticas, el ayuno de Iom Ha-Kipurim es –por lejos- la mitzvá más cuidada por los judíos a lo largo y a lo ancho del planeta. Solo una cuestión de imperiosa necesidad logra hacer que la gran mayoría de los judíos dejen de ayunar en este día, aun cuando el resto de los días del año esten alejado de las tradiciones de Israel.
Por años me he preguntado acerca del magnetismo que ejerce esta mitzvá…¿Qué tendrá tan de especial que ha sido elevada por encima de todos los preceptos?¿Por qué un judío estaría dispuesto a abandonar sistemáticamente las seiscientos trece mitzvot…menos el ayuno de Iom Ha-Kipurim?
.¿Por qué –si van a elegir sólo una- no elegir otra? Alguna mitzvá menos dolorosa, como la siempre conmovedora Havdalá o el encendido de las velas de Januká. ¿Por qué es esta la única mitzvá que ingresa en el curriculum de la gran mayoría de los judíos del globo?
Los invito a pensar en la diferencia que existe entre un curriculum y una biografía.
El curriculum es perfecto, es "marketinero". Allí sólo incluímos aquellos aspectos de nuestras vidas que –creemos- merecerían ser destacados y podrían darnos algún rédito. Nadie escribirá jamás sus fracasos, despidos o frustraciones en un curriculum. Pero la biografía, por el contrario, lo incluye todo. Lo destacado y aquello que quisiéramos ocultar.
Un curriculum es sintético. Pero una biografía, por su parte, abunda en detalles.
Un curriculum es obra de nuestras propias manos. Una biografía, si pretende alguna objetividad, debe ser obra de mano de otros.
Di-s en estos días del año no lee nuestro curriculum; lee nuestra biografía…Allí estará todo; nada podrá ocultarse. Los fracasos no se podrán disfrazar de éxitos, ni se podrán inflar las cifras de nuestros logros…
En nuestro curriculum bien podria parecer:
5758 – Ayuno en Iom Kipur.
5759 – Ayuno en Iom Kipur
.….
5768 – Ayuno en Iom Kipur.
Pero en este día no es nuestro curriculum lo que cuenta. En este día debiéramos sentirnos cual si estuviéramos parados frente a un espejo que nos devolverá –tal vez- la imagen que no quisiéramos ver…la imagen de nuestra biografía y no la farsa de un curriculum armado a pedir de nuestro paladar.
La pregunta no es si ayunamos del 5758 al 5768. La pregunta es cuánto repercutió ese ayuno en nuestras vidas.Cuánto nos esmeramos para incorporar ese ayuno a nuestro ‘sistema’. Cuánto nos ayudó a cambiar. Ayunar y no abrir el corazón a la teshuvá es como apretar el acelerador a fondo teniendo el auto en punto muerto..Es como aquel que se sumerge en las aguas purificadoras de la mikve con un animal impuro aprisionado en su mano (Tovel Ve-Sheretz Be-Iadó)...
El profeta Ishaiahu nos dirá desdes las lineas de la Haftará:
Hen BeIom Tzomjem Timtzeu Jefetz…"En el día de vuestro ayuno vais trás vuestros negocios".
Hen LeRiv Umatza Tatzumu Uleakot BeEgrof Resha…"He aquí que ayunáis para seguir peleando y discutiendo, para herir con el puño de la maldad".
HaLaZé Tikra Tzom..."¿¡A esto llamáis ayuno!?".
"El ayuno que Yo he elegido para ustedes, es para compartir tu pan con el que tiene hambre, y para que traigas a los pobres que rechazaste a tu casa".
¿Qué significa todo ésto? ¿Que el ayuno no vale?No. ¡Jas VeShalom!
.Significa que el ayuno es parte de un contexto y una biografía. El ayuno tiene un día después que los curriculums por lo general olvidan y callan…Pero las biografías no mienten...
HaLaZé Tikra Tzom. ¿¡A esto llamáis ayuno!?¿Ayunáis para no cambiar? ¿Para que el día después sea igual al día anterior?
Iom HaKipurim, el día más sagrado y solemne del año, es el tiempo que Di-s nos ha regalado para delinear los últimos trazos de nuestra biografía...Con sinceridad, compromiso y convicción…porque las biografías no mienten…
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
Curriculums y Biografías
Si nos dejamos llevar por la estadísticas, el ayuno de Iom Ha-Kipurim es –por lejos- la mitzvá más cuidada por los judíos a lo largo y a lo ancho del planeta. Solo una cuestión de imperiosa necesidad logra hacer que la gran mayoría de los judíos dejen de ayunar en este día, aun cuando el resto de los días del año esten alejado de las tradiciones de Israel.
Por años me he preguntado acerca del magnetismo que ejerce esta mitzvá…¿Qué tendrá tan de especial que ha sido elevada por encima de todos los preceptos?¿Por qué un judío estaría dispuesto a abandonar sistemáticamente las seiscientos trece mitzvot…menos el ayuno de Iom Ha-Kipurim?
.¿Por qué –si van a elegir sólo una- no elegir otra? Alguna mitzvá menos dolorosa, como la siempre conmovedora Havdalá o el encendido de las velas de Januká. ¿Por qué es esta la única mitzvá que ingresa en el curriculum de la gran mayoría de los judíos del globo?
Los invito a pensar en la diferencia que existe entre un curriculum y una biografía.
El curriculum es perfecto, es "marketinero". Allí sólo incluímos aquellos aspectos de nuestras vidas que –creemos- merecerían ser destacados y podrían darnos algún rédito. Nadie escribirá jamás sus fracasos, despidos o frustraciones en un curriculum. Pero la biografía, por el contrario, lo incluye todo. Lo destacado y aquello que quisiéramos ocultar.
Un curriculum es sintético. Pero una biografía, por su parte, abunda en detalles.
Un curriculum es obra de nuestras propias manos. Una biografía, si pretende alguna objetividad, debe ser obra de mano de otros.
Di-s en estos días del año no lee nuestro curriculum; lee nuestra biografía…Allí estará todo; nada podrá ocultarse. Los fracasos no se podrán disfrazar de éxitos, ni se podrán inflar las cifras de nuestros logros…
En nuestro curriculum bien podria parecer:
5758 – Ayuno en Iom Kipur.
5759 – Ayuno en Iom Kipur
.….
5768 – Ayuno en Iom Kipur.
Pero en este día no es nuestro curriculum lo que cuenta. En este día debiéramos sentirnos cual si estuviéramos parados frente a un espejo que nos devolverá –tal vez- la imagen que no quisiéramos ver…la imagen de nuestra biografía y no la farsa de un curriculum armado a pedir de nuestro paladar.
La pregunta no es si ayunamos del 5758 al 5768. La pregunta es cuánto repercutió ese ayuno en nuestras vidas.Cuánto nos esmeramos para incorporar ese ayuno a nuestro ‘sistema’. Cuánto nos ayudó a cambiar. Ayunar y no abrir el corazón a la teshuvá es como apretar el acelerador a fondo teniendo el auto en punto muerto..Es como aquel que se sumerge en las aguas purificadoras de la mikve con un animal impuro aprisionado en su mano (Tovel Ve-Sheretz Be-Iadó)...
El profeta Ishaiahu nos dirá desdes las lineas de la Haftará:
Hen BeIom Tzomjem Timtzeu Jefetz…"En el día de vuestro ayuno vais trás vuestros negocios".
Hen LeRiv Umatza Tatzumu Uleakot BeEgrof Resha…"He aquí que ayunáis para seguir peleando y discutiendo, para herir con el puño de la maldad".
HaLaZé Tikra Tzom..."¿¡A esto llamáis ayuno!?".
"El ayuno que Yo he elegido para ustedes, es para compartir tu pan con el que tiene hambre, y para que traigas a los pobres que rechazaste a tu casa".
¿Qué significa todo ésto? ¿Que el ayuno no vale?No. ¡Jas VeShalom!
.Significa que el ayuno es parte de un contexto y una biografía. El ayuno tiene un día después que los curriculums por lo general olvidan y callan…Pero las biografías no mienten...
HaLaZé Tikra Tzom. ¿¡A esto llamáis ayuno!?¿Ayunáis para no cambiar? ¿Para que el día después sea igual al día anterior?
Iom HaKipurim, el día más sagrado y solemne del año, es el tiempo que Di-s nos ha regalado para delinear los últimos trazos de nuestra biografía...Con sinceridad, compromiso y convicción…porque las biografías no mienten…
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
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Parashat Hashavua
jueves, 25 de septiembre de 2008
Parashat Nitzavim 5768
B"H
No está en los cielos
Existe una gran diferencia entre la sensación que nos embarga en los días de Pesaj, al inicio de la primavera y las sensaciones que experimentamos en estos días de fiesta que se avecinan, al asomar el otoño en hemisferio norte.
Cuando llega Pesaj, uno comienza a experimentar deseos de ponerse en contacto con la tierra.
La naturaleza nos invita. Las flores comienzan a cubrir la tierra, el verde de las montañas nos llama y la brisa de la primavera nos llama a ‘conquistar la tierra’ con nuestros pies.Cuando –seis meses después- llegan los Iamim Noraim, ya no es la tierra la que queremos conquistar.
En esta época del año, nos ocupamos –más bien- del otro extremo de la escalera de Iaakov; cuando llega jodesh Elul, es el cielo el que queremos tocar.Son tiempos de mucha rujaniut (espiritualidad), en los que muchas cosas se mueven en nuestro interior al son de las melodías de los Iamim Noraim que lentamente comienzan a sonar...Y lentamente nos iremos vistiendo de ángeles, hasta llegar al día de Iom Kipur en el que alejados de todos nuestros placeres corporales, volamos como ángeles al servicio de Dios.
Y previo a los estos celestiales jaguim, leemos Parashat Nitazvim.
Siempre -todos los años- Parashat Nitzavim es la sección que se lee el Shabat anterior a Rosh HaShaná.
Y en ella aparece un pasuk con tono de advertencia:
Lo BaShamaim Hi (No está en los cielos).‘No te quedes en el Cielo’, parece advertirnos la Torá previo a este retiro espiritual de diez días que se inicia con Rosh HaShaná.
Existe en hebreo la expresión Ieridá LeTzorej Aliá.
En la vida existen momentos de crecimiento, momentos de meseta y momentos de depresión, en todos los órdenes de la vida.
Pero cuando una depresión es sucedida por un gran crecimiento, a éso se lo llama Ieridá LeTzorej Aliá (Descenso imprescindible para un posterior ascenso).
Se cae –es cierto- pero para subir aun más alto de lo que estábamos.
La caída no es otra cosa que el impulso necesario para seguir creciendo.
Si me permiten, deseo patentar hoy una nueva expresión.
Los Iamim Noraim, no son otra cosa que una Aliá LeTzorej Ieridá (Ascenso imprescindible para un posterior descenso).
Subimos al Cielo por diez días, o –al menos- intentamos tocarlo con nuestras manos.
Pero en realidad subimos para poder después pisar mejor sobre la tierra.
Lo BaShamaim Hi, nos dice la Torá.
No está en los Cielos.
Aprendan a bajar…No se queden ahí.
La Torá nos cuenta al inicio de Parashat VaIetzé que los ángeles del sueño de Iaakov subían y bajaban por aquella ya mítica escalera.
Si son ángeles –preguntan los comentaristas - ¡debieran bajar y luego subir! No al revés.¿Qué nos quiere enseñar la Torá a través de esta aparente contradicción?Tal vez nos quiera enseñar que ese es el camino a seguir: Tocar el Cielo, pero para regresar a la tierra.
Aprendan de los ángeles, nos dice la Torá.
Lo BaShamaim Hi.
Cuenta una historia que el célebre Sherlock Holmes y el Dr.Watson se fueron de camping.
Después de una buena cena y una botella de vino se despidieron y se fueron a dormir.
Horas más tarde, Holmes se despertó y codeó a su amigo.
‘Watson, mira el cielo y dime qué ves’.
Watson meditó solo un instante y contestó: ‘Veo millones y millones de estrellas’.‘¿Y eso que te dice?’, preguntó Holmes.
Watson reflexionó un par de minutos y respondió:.
‘Astronómicamente, me dice que hay millones de galaxias y potencialmente billones de planetas...Astrológicamente, veo que Saturno está en Leo...Cronológicamente, deduzco que son aproximadamente las tres y diez...Teológicamente, puedo ver que Dios es todopoderoso y que somos pequeños e insignificantes...Meteorológicamente, intuyo que tendremos un hermoso dia mañana...‘¿Y a usted que le dice Sherlock?’, preguntó Watson.
El detective encendió su primer pipa del dia y respondió con calma: ‘Muy bien no sé qué me dice…Pero hay algo que sí se: ¡Nos robaron la carpa!’.
Lo BaShamaim Hi.
No se queden en el cielo; sólo estamos allí de prestado.
Miremos para abajo, que es aquí donde nos reclaman…
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
No está en los cielos
Existe una gran diferencia entre la sensación que nos embarga en los días de Pesaj, al inicio de la primavera y las sensaciones que experimentamos en estos días de fiesta que se avecinan, al asomar el otoño en hemisferio norte.
Cuando llega Pesaj, uno comienza a experimentar deseos de ponerse en contacto con la tierra.
La naturaleza nos invita. Las flores comienzan a cubrir la tierra, el verde de las montañas nos llama y la brisa de la primavera nos llama a ‘conquistar la tierra’ con nuestros pies.Cuando –seis meses después- llegan los Iamim Noraim, ya no es la tierra la que queremos conquistar.
En esta época del año, nos ocupamos –más bien- del otro extremo de la escalera de Iaakov; cuando llega jodesh Elul, es el cielo el que queremos tocar.Son tiempos de mucha rujaniut (espiritualidad), en los que muchas cosas se mueven en nuestro interior al son de las melodías de los Iamim Noraim que lentamente comienzan a sonar...Y lentamente nos iremos vistiendo de ángeles, hasta llegar al día de Iom Kipur en el que alejados de todos nuestros placeres corporales, volamos como ángeles al servicio de Dios.
Y previo a los estos celestiales jaguim, leemos Parashat Nitazvim.
Siempre -todos los años- Parashat Nitzavim es la sección que se lee el Shabat anterior a Rosh HaShaná.
Y en ella aparece un pasuk con tono de advertencia:
Lo BaShamaim Hi (No está en los cielos).‘No te quedes en el Cielo’, parece advertirnos la Torá previo a este retiro espiritual de diez días que se inicia con Rosh HaShaná.
Existe en hebreo la expresión Ieridá LeTzorej Aliá.
En la vida existen momentos de crecimiento, momentos de meseta y momentos de depresión, en todos los órdenes de la vida.
Pero cuando una depresión es sucedida por un gran crecimiento, a éso se lo llama Ieridá LeTzorej Aliá (Descenso imprescindible para un posterior ascenso).
Se cae –es cierto- pero para subir aun más alto de lo que estábamos.
La caída no es otra cosa que el impulso necesario para seguir creciendo.
Si me permiten, deseo patentar hoy una nueva expresión.
Los Iamim Noraim, no son otra cosa que una Aliá LeTzorej Ieridá (Ascenso imprescindible para un posterior descenso).
Subimos al Cielo por diez días, o –al menos- intentamos tocarlo con nuestras manos.
Pero en realidad subimos para poder después pisar mejor sobre la tierra.
Lo BaShamaim Hi, nos dice la Torá.
No está en los Cielos.
Aprendan a bajar…No se queden ahí.
La Torá nos cuenta al inicio de Parashat VaIetzé que los ángeles del sueño de Iaakov subían y bajaban por aquella ya mítica escalera.
Si son ángeles –preguntan los comentaristas - ¡debieran bajar y luego subir! No al revés.¿Qué nos quiere enseñar la Torá a través de esta aparente contradicción?Tal vez nos quiera enseñar que ese es el camino a seguir: Tocar el Cielo, pero para regresar a la tierra.
Aprendan de los ángeles, nos dice la Torá.
Lo BaShamaim Hi.
Cuenta una historia que el célebre Sherlock Holmes y el Dr.Watson se fueron de camping.
Después de una buena cena y una botella de vino se despidieron y se fueron a dormir.
Horas más tarde, Holmes se despertó y codeó a su amigo.
‘Watson, mira el cielo y dime qué ves’.
Watson meditó solo un instante y contestó: ‘Veo millones y millones de estrellas’.‘¿Y eso que te dice?’, preguntó Holmes.
Watson reflexionó un par de minutos y respondió:.
‘Astronómicamente, me dice que hay millones de galaxias y potencialmente billones de planetas...Astrológicamente, veo que Saturno está en Leo...Cronológicamente, deduzco que son aproximadamente las tres y diez...Teológicamente, puedo ver que Dios es todopoderoso y que somos pequeños e insignificantes...Meteorológicamente, intuyo que tendremos un hermoso dia mañana...‘¿Y a usted que le dice Sherlock?’, preguntó Watson.
El detective encendió su primer pipa del dia y respondió con calma: ‘Muy bien no sé qué me dice…Pero hay algo que sí se: ¡Nos robaron la carpa!’.
Lo BaShamaim Hi.
No se queden en el cielo; sólo estamos allí de prestado.
Miremos para abajo, que es aquí donde nos reclaman…
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
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Parashat Hashavua
jueves, 18 de septiembre de 2008
Parashat Ki Tavó 5768
Maldita Abundancia
Imaginen que pertenecen a la generación del desierto y desean abrir una pequeña empresa para satisfacer las necesidades de aquella multitud. Cuarenta años con un público cautivo y seiscientos mil clientes juntos no son cosa para despreciar. Pensemos algunas alternativas:
Venta de agua mineral. No sirve. Un pozo de agua acompañaba a Israel durante toda la travesía del desierto.
Venta de pan y alimentos varios. Tampoco sirve. El pan caía del cielo.
Una agencia de seguridad para la larga caminata. Innecesario. Una columna de nube y otra de fuego los guiaba y los cuidaba como nadie.
Venta y remiendo de calzado y ropa. Sin sentido. Ya lo dice la Parashá de esta semana: ‘No se estropeó vuestro vestido de sobre vosotros, y tu zapato no se estropeó de sobre tus pies’ (Devarim 29, 4).
¿Qué le faltaba a la generación del desierto? Nada. De manera que pocas iniciativas comerciales podrían haber tenido algún éxito…Todo esto en realidad tenía un objetivo. Formar a todo un pueblo en el espíritu de la Torá, para que puedan estudiar aquella Ley que habían recibido en el Monte Sinaí e ingresar a la Tierra Prometida como un pueblo santo..Cuando uno piensa en lo ventajosa que fue la travesía del desierto, entiende porque aquella generación era tan quejosa y dura de entender. La abundancia excesiva es una auténtica maldición sobre todo cuando se deja a Di-s de lado.
En nuestra Parashá el pueblo de Israel se encuentra en las estepas de Moab preparado para la conquista. Y es aquí -frente al río Iarden- que se renueva el pacto que ya se hiciera en el desierto.
¿Por qué era necesario un segundo pacto? En el desierto, la conducción del pueblo era milagrosa y sobrenatural. Al ingreso a la Tierra Prometida, esto cambiaría. Allí se entraría con la ayuda de una conducción natural y terrenal: se iría a conquistar la Tierra por medio de la espada, y conseguirá el pan, como el resto de la humanidad, con el sudor de su frente.
Di-s sabe que aquella vieja generación estuvo rodeada de tantos milagros que jamás pudo apreciar ninguno. Ahora…las reglas del juego cambian, y el pacto se renueva con la esperanza de que aquella nueva generación pueda comprender más y mejor...
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
Imaginen que pertenecen a la generación del desierto y desean abrir una pequeña empresa para satisfacer las necesidades de aquella multitud. Cuarenta años con un público cautivo y seiscientos mil clientes juntos no son cosa para despreciar. Pensemos algunas alternativas:
Venta de agua mineral. No sirve. Un pozo de agua acompañaba a Israel durante toda la travesía del desierto.
Venta de pan y alimentos varios. Tampoco sirve. El pan caía del cielo.
Una agencia de seguridad para la larga caminata. Innecesario. Una columna de nube y otra de fuego los guiaba y los cuidaba como nadie.
Venta y remiendo de calzado y ropa. Sin sentido. Ya lo dice la Parashá de esta semana: ‘No se estropeó vuestro vestido de sobre vosotros, y tu zapato no se estropeó de sobre tus pies’ (Devarim 29, 4).
¿Qué le faltaba a la generación del desierto? Nada. De manera que pocas iniciativas comerciales podrían haber tenido algún éxito…Todo esto en realidad tenía un objetivo. Formar a todo un pueblo en el espíritu de la Torá, para que puedan estudiar aquella Ley que habían recibido en el Monte Sinaí e ingresar a la Tierra Prometida como un pueblo santo..Cuando uno piensa en lo ventajosa que fue la travesía del desierto, entiende porque aquella generación era tan quejosa y dura de entender. La abundancia excesiva es una auténtica maldición sobre todo cuando se deja a Di-s de lado.
En nuestra Parashá el pueblo de Israel se encuentra en las estepas de Moab preparado para la conquista. Y es aquí -frente al río Iarden- que se renueva el pacto que ya se hiciera en el desierto.
¿Por qué era necesario un segundo pacto? En el desierto, la conducción del pueblo era milagrosa y sobrenatural. Al ingreso a la Tierra Prometida, esto cambiaría. Allí se entraría con la ayuda de una conducción natural y terrenal: se iría a conquistar la Tierra por medio de la espada, y conseguirá el pan, como el resto de la humanidad, con el sudor de su frente.
Di-s sabe que aquella vieja generación estuvo rodeada de tantos milagros que jamás pudo apreciar ninguno. Ahora…las reglas del juego cambian, y el pacto se renueva con la esperanza de que aquella nueva generación pueda comprender más y mejor...
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
jueves, 11 de septiembre de 2008
Parashat Ki Tetzé 5768
Desde AbajoParashat Ki Tetzé es una sección colmada de mitzvot, a punto tal que casi un octavo de los seiscientos trece preceptos se encuentran contenidos en ella.
Este número despierta asombro. Suena desproporcionado que existiendo cincuenta y cuatro secciones en la Torá, un octavo de sus preceptos se encuentran concentrados en una sóla Parashá.
Por momentos daría la impresión que Moshé –en sus últimos días de vida- decide mencionar estas leyes de manera aleatoria y desordenada. Pero si hacemos una lectura más a fondo de la Parashá, veremos que existe una lógica en el ordenamiento de estas mitzvot. De hecho, podemos afirmar que Parashat Ki Tetzé es una adecuada prolongación de Parashat Shoftim que leímos hace una semana.
Parashat Shoftim es una sección que hace hincapié en lo colectivo, mientras que nuestra sección semanal acentúa lo particular. Ambas secciones tratan temas parecidos aunque desde una prespectiva diametralmente opuesta.
Parashat Shoftim habla de la justicia, mencionando el marco jurídico que cobrará forma en el nombramiento de jueces, guardianes e incluso del rey, mientras que nuestra Parashá semanal habla de la justicia ejercida por el hombre particular. Se mencionará allí leyes dirigidas al individuo, como aquellas que dan marco ético a las relaciones comerciales.
En la sección anterior la Torá dijo: "Jueces y guardianes te darás en todas tus ciudades" (Devarim 16, 18) mientras que en nuestra Parashá se nos dirá: "Piedra exacta y justa tendrás; efá exacta y justa tendrás" (Devarim 25, 15). En la Parashá anterior se nos dijo: "Poner, pondrás sobre ti al rey" (Devarim 17, 15), mientras que en nuestra Parashá se nos ordena: "No oprimas al jornalero pobre y menesterosos de tus hermanos" (Devarim 24, 14).
Ambas secciones hablan de la justicia y de la construcción de una sociedad ordenada, pero lo hacen desde una óptica diferente. Parashat Shoftim entiende que ese orden comienza desde arriba, mientras que nuestra Parashá nos enseña que este orden comienza desde abajo, o sea, desde la justicia ejercida por el individuo.
Y posiblemnte no haya aquí contradicción alguna sino que una sección complementa a la otra.
Recuerdo en la Argentina de principios de los 80', en los últimos años de la terrible dictadura militar, cuando un candidato presidencial afirmaba en campaña que con la "democracia se come, se cura y se educa".
La verdad es que los años pasaron y dicho enunciado jamás pudo cristalizarse. Los sistemas políticos no son los que salvan a la sociedad, sino que el cambio debe nacer desde abajo. Mientas la "mente torcida" del hombre particular no se enderece, los sistemas políticos siempre serán impotentes.
En países en donde abunda el crimen y la violencia, se suele reclamar leyes más duras contra aquellos que infringen la ley. No obstante, las leyes, los jueces y los guardianes podrán persuadir al hombre justo de transformarse en criminal, pero no lograrán jamás transformar al criminal en hombre justo (de la misma forma que organismos internacionales por los Derechos Humanos van a lograr persuadir a países como Noruega de transformarse en países como Irán, pero jamás transformarán a países como Irán en países como Noruega).
Esta es la razón por la cual el hombre particular es el destinatario de nuestra Parashá. La Torá sabe que leyes, jueces, guardianes y reyes son fundamentales para la construcción de una sociedad ordenada. Pero sin la ayuda del individuo, todos éstos son un mero protocolo.
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
Este número despierta asombro. Suena desproporcionado que existiendo cincuenta y cuatro secciones en la Torá, un octavo de sus preceptos se encuentran concentrados en una sóla Parashá.
Por momentos daría la impresión que Moshé –en sus últimos días de vida- decide mencionar estas leyes de manera aleatoria y desordenada. Pero si hacemos una lectura más a fondo de la Parashá, veremos que existe una lógica en el ordenamiento de estas mitzvot. De hecho, podemos afirmar que Parashat Ki Tetzé es una adecuada prolongación de Parashat Shoftim que leímos hace una semana.
Parashat Shoftim es una sección que hace hincapié en lo colectivo, mientras que nuestra sección semanal acentúa lo particular. Ambas secciones tratan temas parecidos aunque desde una prespectiva diametralmente opuesta.
Parashat Shoftim habla de la justicia, mencionando el marco jurídico que cobrará forma en el nombramiento de jueces, guardianes e incluso del rey, mientras que nuestra Parashá semanal habla de la justicia ejercida por el hombre particular. Se mencionará allí leyes dirigidas al individuo, como aquellas que dan marco ético a las relaciones comerciales.
En la sección anterior la Torá dijo: "Jueces y guardianes te darás en todas tus ciudades" (Devarim 16, 18) mientras que en nuestra Parashá se nos dirá: "Piedra exacta y justa tendrás; efá exacta y justa tendrás" (Devarim 25, 15). En la Parashá anterior se nos dijo: "Poner, pondrás sobre ti al rey" (Devarim 17, 15), mientras que en nuestra Parashá se nos ordena: "No oprimas al jornalero pobre y menesterosos de tus hermanos" (Devarim 24, 14).
Ambas secciones hablan de la justicia y de la construcción de una sociedad ordenada, pero lo hacen desde una óptica diferente. Parashat Shoftim entiende que ese orden comienza desde arriba, mientras que nuestra Parashá nos enseña que este orden comienza desde abajo, o sea, desde la justicia ejercida por el individuo.
Y posiblemnte no haya aquí contradicción alguna sino que una sección complementa a la otra.
Recuerdo en la Argentina de principios de los 80', en los últimos años de la terrible dictadura militar, cuando un candidato presidencial afirmaba en campaña que con la "democracia se come, se cura y se educa".
La verdad es que los años pasaron y dicho enunciado jamás pudo cristalizarse. Los sistemas políticos no son los que salvan a la sociedad, sino que el cambio debe nacer desde abajo. Mientas la "mente torcida" del hombre particular no se enderece, los sistemas políticos siempre serán impotentes.
En países en donde abunda el crimen y la violencia, se suele reclamar leyes más duras contra aquellos que infringen la ley. No obstante, las leyes, los jueces y los guardianes podrán persuadir al hombre justo de transformarse en criminal, pero no lograrán jamás transformar al criminal en hombre justo (de la misma forma que organismos internacionales por los Derechos Humanos van a lograr persuadir a países como Noruega de transformarse en países como Irán, pero jamás transformarán a países como Irán en países como Noruega).
Esta es la razón por la cual el hombre particular es el destinatario de nuestra Parashá. La Torá sabe que leyes, jueces, guardianes y reyes son fundamentales para la construcción de una sociedad ordenada. Pero sin la ayuda del individuo, todos éstos son un mero protocolo.
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
miércoles, 10 de septiembre de 2008
jueves, 4 de septiembre de 2008
Shabat Shoftim
6 de Septiembre de 2008-ו' באלול תשס"ח
Encendido de velas: 18:29 hs. Motzaei Shabat: 19:35 hs.
Comentario de la Parasha: Rabino Gustavo Surazski
Justicia en la batallaParashat Shoftim, contiene entre sus lineas una significativa cantidad de leyes referidas a la organización del estado y de la justicia.
Los temas se van sucediendo con una rapidez asombrosa. Se comienza hablando del establecimiento de Tribunales de justicia, luego se hablará del respeto a los veredictos de los Batei Din y de allí se pasará a definir el cargo del rey y las limitaciones de su función.Sin embargo, después de abundar en detalles acerca de estas leyes, la Torá cambiará de rumbo y pasará a hablar de la guerra.
"Cuando salgas a guerrear contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues el Eterno, tu Di-s, (está) contigo, el que te hizo salir de la tierra de Egipto" (Devarim 20, 1).
El político y periodista francés Georges Clemenceau dijo alguna vez que ‘la guerra es un asunto demasiado grave para confiárselo a los militares’. Tal vez por eso, la Torá considera imprescindible establecer los límites a un acto que –por definición- pareciera no tenerlos.
La Torá se encarga de decirnos que la guerra no es el juego del ‘vale todo’. Existen normas éticas a la hora de la batalla y ciertas barreras que no deben ser traspasadas. La victoria no debe cegar los ojos del hombre y autorizarlo a cometer abusos escudándose en la inmunidad que brinda su condición de vencedor -o bien- en el anonimato que otorga el combate. La guerra -aunque parezca mentira- también tiene reglas y la Torá se encarga de mencionarlas.
RaSHI tiene un interesantísimo comentario acerca de esta sucesión temática entre justicia y guerra. ¿Por qué la guerra sucede a la justicia? ¿Qué tiene que ver un tema con el otro?
Dice RaSHI: El texto vincula la salida de la guerra a la justicia para decirte...si haces justicia, de seguro que vencerás al salir a la batalla.
Este comentario de RaSHI, no hace más que poner bajo la lupa uno de los temas más candentes de nuestra realidad israelí: los límites de la guerra. ¿Cómo hacer para empuñar armas en defensa propia y mantener la altura moral que emana de nuestra tradición? ¿Cómo hacer para defender nuestra integridad física sin perder integridad espiritual?
Y lo más complejo: ¿Cómo discriminar entre la crítica antisemita y judeofóbica que lastima a Israel de la crítica legítima que habla de abusos de poder entre nuestros soldados que denigran a otros seres humanos por el sólo hecho de vivir detrás de una línea verde?
Israel tiene desde hace más de medio siglo un desafío que le fue ajeno durante casi dos milenios: ¿cómo hacer la guerra sin dejar de ser quién es? ¿Cómo seguir siendo Iaakov y no transformarnos en Esav? ¿Cómo entender que la espada es un medio y no un fin? ¿Cómo defender una causa justa de manera justa?
Tal vez el inicio de Parashat Shoftim haga hincapié en este último punto.
Parashat Shoftim, contiene entre sus primeras líneas uno de los psukim más conocidos de toda la Torá: Tzedek, Tzedek Tirdof (Justicia, Justicia perseguirás).
¿Por qué este imperativo de buscar justicia contiene dos veces la palabra ‘Tzedek' (Justicia)’? ¿No bastaba con decir Tzedek Tirdof?
Dice Rabí Simja Bunem de Pshisja: "Incluso a la justicia, la debes perseguir por medio de la justicia".
Las causas justas se defienden transitando caminos justos y acertados. Los objetivos santos –como es defender nuestra tierra- se alcanzan utilizando métodos santos.
RaSHI –en su comentario a la Torá- no está diciendo solamente que hacer justicia te garantiza una victoria. RaSHI –al menos así lo entiendo yo- también quiere decirnos que si ganas una guerra olvidándote de la justicia, en realidad perdiste.
Encendido de velas: 18:29 hs. Motzaei Shabat: 19:35 hs.
Comentario de la Parasha: Rabino Gustavo Surazski
Justicia en la batallaParashat Shoftim, contiene entre sus lineas una significativa cantidad de leyes referidas a la organización del estado y de la justicia.
Los temas se van sucediendo con una rapidez asombrosa. Se comienza hablando del establecimiento de Tribunales de justicia, luego se hablará del respeto a los veredictos de los Batei Din y de allí se pasará a definir el cargo del rey y las limitaciones de su función.Sin embargo, después de abundar en detalles acerca de estas leyes, la Torá cambiará de rumbo y pasará a hablar de la guerra.
"Cuando salgas a guerrear contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues el Eterno, tu Di-s, (está) contigo, el que te hizo salir de la tierra de Egipto" (Devarim 20, 1).
El político y periodista francés Georges Clemenceau dijo alguna vez que ‘la guerra es un asunto demasiado grave para confiárselo a los militares’. Tal vez por eso, la Torá considera imprescindible establecer los límites a un acto que –por definición- pareciera no tenerlos.
La Torá se encarga de decirnos que la guerra no es el juego del ‘vale todo’. Existen normas éticas a la hora de la batalla y ciertas barreras que no deben ser traspasadas. La victoria no debe cegar los ojos del hombre y autorizarlo a cometer abusos escudándose en la inmunidad que brinda su condición de vencedor -o bien- en el anonimato que otorga el combate. La guerra -aunque parezca mentira- también tiene reglas y la Torá se encarga de mencionarlas.
RaSHI tiene un interesantísimo comentario acerca de esta sucesión temática entre justicia y guerra. ¿Por qué la guerra sucede a la justicia? ¿Qué tiene que ver un tema con el otro?
Dice RaSHI: El texto vincula la salida de la guerra a la justicia para decirte...si haces justicia, de seguro que vencerás al salir a la batalla.
Este comentario de RaSHI, no hace más que poner bajo la lupa uno de los temas más candentes de nuestra realidad israelí: los límites de la guerra. ¿Cómo hacer para empuñar armas en defensa propia y mantener la altura moral que emana de nuestra tradición? ¿Cómo hacer para defender nuestra integridad física sin perder integridad espiritual?
Y lo más complejo: ¿Cómo discriminar entre la crítica antisemita y judeofóbica que lastima a Israel de la crítica legítima que habla de abusos de poder entre nuestros soldados que denigran a otros seres humanos por el sólo hecho de vivir detrás de una línea verde?
Israel tiene desde hace más de medio siglo un desafío que le fue ajeno durante casi dos milenios: ¿cómo hacer la guerra sin dejar de ser quién es? ¿Cómo seguir siendo Iaakov y no transformarnos en Esav? ¿Cómo entender que la espada es un medio y no un fin? ¿Cómo defender una causa justa de manera justa?
Tal vez el inicio de Parashat Shoftim haga hincapié en este último punto.
Parashat Shoftim, contiene entre sus primeras líneas uno de los psukim más conocidos de toda la Torá: Tzedek, Tzedek Tirdof (Justicia, Justicia perseguirás).
¿Por qué este imperativo de buscar justicia contiene dos veces la palabra ‘Tzedek' (Justicia)’? ¿No bastaba con decir Tzedek Tirdof?
Dice Rabí Simja Bunem de Pshisja: "Incluso a la justicia, la debes perseguir por medio de la justicia".
Las causas justas se defienden transitando caminos justos y acertados. Los objetivos santos –como es defender nuestra tierra- se alcanzan utilizando métodos santos.
RaSHI –en su comentario a la Torá- no está diciendo solamente que hacer justicia te garantiza una victoria. RaSHI –al menos así lo entiendo yo- también quiere decirnos que si ganas una guerra olvidándote de la justicia, en realidad perdiste.
martes, 2 de septiembre de 2008
Parashat Hashavua
Estan invitados a escuchar a nuestro Rabino Mauricio Balter, quien se refiere a temas de Parashat Hashavua, en Radio Tzafon Lelo Hafsaka (104.5 FM) los dias viernes a las 7:20 en el programa Cafein bajo la conduccion de Keren Ackerman.
Mes de Elul
El mes de Elul ya se acerca y con el empezamos nuestra preparacion espiritual para los iamin noraim.
Tfila, Tshuva, Tzedaka estaran en el centro de nuestro hacer los proximos meses.
La Tfila la haremos conjuntamenten en nuestro minian en la Kehila.
La Tshuva es una tarea individual que debemos hacer caa uno de nosotros en forma individual y la Tzedaka la haremos en forma individual y comunitaria al mismo tiempo. Como?
Desde este Shabat invito a cada uno de nosotros motive a sus hijos y a nosotros mismos a traer comida no perecedera para repartir a familias necesitadas.
No te pierdas la oportunidad de vivir el proceso de dar como introduccion a las festividades.
Rabino Mauricio Balter
Kabalat Shabat-Primer Grado
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