B"H
En Singular
Cuentan JaZaL (Bereshit Rabá 1, 10) que durante veintiséis generaciones la letra alef estuvo quejándose delante del sillar del Santo Bendito y le decía: ‘¡Soberano del mundo!, soy la primera de las letras del alfabeto y no has creado Tu mundo conmigo [sino que lo hiciste con la bet, que es la primera letra de la Torá]’.
Pero el Santo Bendito la tranquilizó diciendo: ‘El mundo y su contenido no fueron creados sino por la Torá...Por lo tanto comenzaré contigo cuando en el futuro entregue la Torá en Sinaí, y diga "Anoji" ("Yo soy el Eterno, tu Di-s", que comeinza con la letra alef).
¿Por qué tanto tiempo tardó Di-s en entregar la Torá?
Cuando en el libro de Shemot se relata la reunión de los hijos de Israel al pie del Sinaí, la Torá utiliza un lenguaje bastante peculiar: "Y viajaron de Refidim, y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto, y acampó allí Israel frente al monte" (Shemot 19, 2).
El versículo tiene todos los verbos conjugados en plural a excepción del último (VaIján, "Y acampó"). De acuerdo al midrash, ésto nos muestra que en ese momento ellos tenían un único corazón, una única voluntad y había paz entre ellos. Di-s retrasó la entrega de la Torá hasta este momento (Tanjuma, Itro).
Pareciera que, de acuerdo a este Midrash, Di-s no tenía planificado de un comienzo la fecha de la entrega de la Torá. Fueron los hijos de Israel los que asignaron con su actitud el tiempo de su entrega. En Parashat BeMidvar, también se habla del campamento de Israel, especialmente se habla acerca de la forma en que acampaban y marchaban los hijos de Israel en el desierto.
El Ohel Moed estaba en el centro (BeMidbar 2, 17). Y alrededor suyo acampaban las tribus de Israel.
Desconozco el valor de los bienes inmobiliarios en el desierto (supongo que no serán muy caros), sin embargo también allí hubieron peleas…Moshé comenzó a lamentarse.
Dijo: ‘Ahora habrá disputa entre las tribus. Si le digo a la tribu de Iehudá que acampe en el este, dirá: ‘¡No deseo (hacerlo) sino en el sur!’. Y así (ocurrirá) con Reuvén y así con Efraim; y así con cada una de las tribus.
Le dijo el Santo Bendito: ‘¿Qué te interesa Moshé? Ellos no te necesitan para (hacer) esta cosa. Ellos -por sí mismos- conocen su lugar (de campamento). ¿Por qué? Porque de parte de su padre Iaakov tienen la enseñanza de cómo deben acampar con los estandartes.
Así como rodearon su último lecho (después de la muerte de Iaakov) y lo trasladaron, así deben rodear al tabernáculo. Por ello dice: ‘según las insignias de la casa paterna, acamparán los hijos de Israel’. Tal como rodearon el lecho de su padre, así acamparán (BeMidbar Rabá 2, 8)
La realidad es que no era tan importante cómo acampaban los hijos de Israel. Lo trascendente aquí era que todos tenían en claro que aquello que marchaba en el centro, transformaba a esa masa de hombres, mujeres y niños en un pueblo.
Tal vez resulte difícil revivir ese espíritu de corazón, voluntad y paz única que reinó 3300 años atrás durante la entrega de la Torá. Sin embargo, también nosotros, pueblo judío, debemos tener en claro la centralidad de los valores que nos dieron forma como pueblo.
Debemos detenernos a pensar si esos valores siguen marchando en el centro de nuestro majané.
¿Qué queremos para Medinat Israel a sesenta años de su creación? ¿Cuáles son los valores que debemos enarbolar para ser una sociedad de la que podamos sentirnos orgullosos? ¿Qué queremos para nuestros hijos y para nuestros nietos?
Sin embargo, debemos saber que no es sencillo marchar juntos, con un único corazón y una única voluntad (Tampoco las tribus lo hacían; una miraba al santuario desde la izquierda y otro desde la derecha).
Esa es la guerra más dura que enfrenta Israel.
Entender que aquel que mira desde la derecha y aquel que mira desde la izquierda están en un mismo barco. Que somos Am Ejad.
Que puede haber un Kikar Rabin que grite SI, y a la semana siguiente otra Kikar Rabin que grite NO, y aun somos uno.
Que unos pueden escribir BLANCO en los periódicos y otros escribirán NEGRO y aun somos Am Ejad.
Que podemos ser uno, no porque tenemos un único corazón (algo único y pareciera que irrepetible) sino A PESAR de tener varios corazones y diferentes voluntades.
Asimilar este mensaje nos transformará en una sociedad ejemplar.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
jueves, 21 de mayo de 2009
jueves, 14 de mayo de 2009
Parashat BeHar-BeJukotai 5769
B"H
Residentes y Forasteros
Parashat BeHar que leemos esta semana contiene una detallada mención de leyes concernientes a la Shemitá y al Jubileo (Iovel).
Quisiera hoy referirme a uno de los versículos que sirve de fundamento a ambos preceptos. Dice la Torá en nuestra Parashá: "Y la tierra no será vendida a perpetuidad, porque Mía es la tierra, porque forasteros y residentes sois para Mí" (VaIkrá 25, 23).
Este versículo es de difícil comprensión. ¿Cómo debiéramos entender la expresión "forasteros y residentes"? Si alguien es forastero...¿cómo es posible que se lo defina como residente? Si alguien es residente...¡entonces no es forastero!
Muchos fueron lo comentaristas que se refirieron a esta llamativa expresión a lo largo de las generaciones.
Rabí Iaakov Krantz, el célebre Maguid de Duvno, nos regala un muy profunda reflexión al respecto. A su entender, Di-s está diciendo aquí a los hijos de Israel:"Si ustedes se sienten en este mundo cual forasteros, y asumen que su estancia en este mundo es sólo pasajera...Entonces Yo seré residente entre ustedes, y podran gozar de la presencia de Mi divinidad.
Mas, si ustedes se comportan en este mundo cual residentes, suponen con soberbia que su estancia en este mundo será eterna, y no temen la llegada del día del Juicio, entonces...¡Yo seré el forastero entre ustedes!
Entre nosotros –dice Di-s- siempre uno será residente y el otro será forastero".
El Maguid de Duvno se refiere aquí a dos maneras difrentes de ver el mundo. Los hombres pueden asumir que este mundo es una vivienda transitoria o permanente. De hecho los mortales conviven a diario con ambas sensaciones. Si se analiza la situación racionalmente, el hombre llegará rápidamente a la conclusión de que su vida es efímera y que este mundo es tan solo una morada pasajera. La razón nos indicará que nada podremos llevarnos de este mundo, a excepción de nuestras buenas obras.
No obstante, no siempre el hombre obra en consecuencia y anda por la vida persiguiendo honores, dineros y otras adquisiciones que supone eternas pero que son –en definitiva- fugaces como su propia vida.
El Midrash trae en Kohelet Rabá una interesante parábola al respecto.
Está escrito: ‘Así como salió del seno de la madre, así volverá desnudo como vino’ (Kohelet 5:14).
Erase un zorro que encontró un viñedo que estaba totalmente cerrado. Vio una pequeña abertura, y quiso ingresar a través de ella, pero no podía. ¿Qué hizo? Ayunó tres días hasta que adelgazó y entonces pudo entrar. Comió y engordó considerablemente. Quiso salir. ¡No podía! ¿Qué hizo? Volvió a ayunar varios días hasta que volvió a estar flaco como antes. Cuando salió se dio vuelta, miró al viñedo y dijo: "¡Viñedo, viñedo! ¿Qué bueno que eres y cuán encantadores son tus frutos! Todo lo que hay en tí es precioso, ¿pero qué provecho he tenido de tí? Así como se entra se sale. A esto se parece el mundo... (Kohelet Rabá 5).
Una lectura rápida del midrash puede llevarnos a la errónea conclusión de que el autor del mismo ha sido atacado por el pesimismo y la desesperanza. Sin embargo, una segunda lectura nos llevará a la inevitable conclusión de que el midrash está en lo cierto.
Cuando la Torá dice "Mía es la tierra, porque forasteros y residentes sois para Mí", en realidad nos quiere decir: "No se comporten en este mundo cual dueños de casa. No hay hombre que pueda llevarse de este mundo bien alguno".
Se cuenta que después de la Guerra de los Seis Días, tiempos en los cuales Israel conquistó Jerusalem Oriental de manos jordanas, un magnate judío de bienes raíces adquirió los terrenos de una antigua base militar jordana de la cual solía atacarse a la población israelí en los años previos a la guerra.
El hombre no tenía en claro lo que iría a hacer con dicha propiedad. Por ello dicidió prestar por un tiempo dichos terrenos a una institución educativa israelí.
La ceremonia de inauguración de la nueva sede académica fue sumamente emotiva. Todo el mundo estaba encantado de que el mismo lugar que alguna vez fue un bastión del terror se había convertido en una institución educativa hebrea.
Un general del ejército de Israel llamado Ben-Uzi fue el orador invitado.
Después de mencionar las virtudes del filántropo y de la institución, finalizó su discurso con la siguiente aseveración: "Imaginen", exclamó. "Sólo hace unas semanas, esta tierra era jordana. Pero ahora -añadió triunfante- ¡esta tierra es nuestra!" De repente, una voz interrumpió al orador. Fue nada menos que el propio filántropo. "Ben-Uzi!" dijo. "Esta tierra no es nuestra...¡Esta tierra es mía!".
Supongo que ese es el mensaje divino al decir "forasteros y residentes sois para Mí". ¿Han venido a heredar la tierra? Sepan que solo sois forateros. ¡La tierra es mía!
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
Residentes y Forasteros
Parashat BeHar que leemos esta semana contiene una detallada mención de leyes concernientes a la Shemitá y al Jubileo (Iovel).
Quisiera hoy referirme a uno de los versículos que sirve de fundamento a ambos preceptos. Dice la Torá en nuestra Parashá: "Y la tierra no será vendida a perpetuidad, porque Mía es la tierra, porque forasteros y residentes sois para Mí" (VaIkrá 25, 23).
Este versículo es de difícil comprensión. ¿Cómo debiéramos entender la expresión "forasteros y residentes"? Si alguien es forastero...¿cómo es posible que se lo defina como residente? Si alguien es residente...¡entonces no es forastero!
Muchos fueron lo comentaristas que se refirieron a esta llamativa expresión a lo largo de las generaciones.
Rabí Iaakov Krantz, el célebre Maguid de Duvno, nos regala un muy profunda reflexión al respecto. A su entender, Di-s está diciendo aquí a los hijos de Israel:"Si ustedes se sienten en este mundo cual forasteros, y asumen que su estancia en este mundo es sólo pasajera...Entonces Yo seré residente entre ustedes, y podran gozar de la presencia de Mi divinidad.
Mas, si ustedes se comportan en este mundo cual residentes, suponen con soberbia que su estancia en este mundo será eterna, y no temen la llegada del día del Juicio, entonces...¡Yo seré el forastero entre ustedes!
Entre nosotros –dice Di-s- siempre uno será residente y el otro será forastero".
El Maguid de Duvno se refiere aquí a dos maneras difrentes de ver el mundo. Los hombres pueden asumir que este mundo es una vivienda transitoria o permanente. De hecho los mortales conviven a diario con ambas sensaciones. Si se analiza la situación racionalmente, el hombre llegará rápidamente a la conclusión de que su vida es efímera y que este mundo es tan solo una morada pasajera. La razón nos indicará que nada podremos llevarnos de este mundo, a excepción de nuestras buenas obras.
No obstante, no siempre el hombre obra en consecuencia y anda por la vida persiguiendo honores, dineros y otras adquisiciones que supone eternas pero que son –en definitiva- fugaces como su propia vida.
El Midrash trae en Kohelet Rabá una interesante parábola al respecto.
Está escrito: ‘Así como salió del seno de la madre, así volverá desnudo como vino’ (Kohelet 5:14).
Erase un zorro que encontró un viñedo que estaba totalmente cerrado. Vio una pequeña abertura, y quiso ingresar a través de ella, pero no podía. ¿Qué hizo? Ayunó tres días hasta que adelgazó y entonces pudo entrar. Comió y engordó considerablemente. Quiso salir. ¡No podía! ¿Qué hizo? Volvió a ayunar varios días hasta que volvió a estar flaco como antes. Cuando salió se dio vuelta, miró al viñedo y dijo: "¡Viñedo, viñedo! ¿Qué bueno que eres y cuán encantadores son tus frutos! Todo lo que hay en tí es precioso, ¿pero qué provecho he tenido de tí? Así como se entra se sale. A esto se parece el mundo... (Kohelet Rabá 5).
Una lectura rápida del midrash puede llevarnos a la errónea conclusión de que el autor del mismo ha sido atacado por el pesimismo y la desesperanza. Sin embargo, una segunda lectura nos llevará a la inevitable conclusión de que el midrash está en lo cierto.
Cuando la Torá dice "Mía es la tierra, porque forasteros y residentes sois para Mí", en realidad nos quiere decir: "No se comporten en este mundo cual dueños de casa. No hay hombre que pueda llevarse de este mundo bien alguno".
Se cuenta que después de la Guerra de los Seis Días, tiempos en los cuales Israel conquistó Jerusalem Oriental de manos jordanas, un magnate judío de bienes raíces adquirió los terrenos de una antigua base militar jordana de la cual solía atacarse a la población israelí en los años previos a la guerra.
El hombre no tenía en claro lo que iría a hacer con dicha propiedad. Por ello dicidió prestar por un tiempo dichos terrenos a una institución educativa israelí.
La ceremonia de inauguración de la nueva sede académica fue sumamente emotiva. Todo el mundo estaba encantado de que el mismo lugar que alguna vez fue un bastión del terror se había convertido en una institución educativa hebrea.
Un general del ejército de Israel llamado Ben-Uzi fue el orador invitado.
Después de mencionar las virtudes del filántropo y de la institución, finalizó su discurso con la siguiente aseveración: "Imaginen", exclamó. "Sólo hace unas semanas, esta tierra era jordana. Pero ahora -añadió triunfante- ¡esta tierra es nuestra!" De repente, una voz interrumpió al orador. Fue nada menos que el propio filántropo. "Ben-Uzi!" dijo. "Esta tierra no es nuestra...¡Esta tierra es mía!".
Supongo que ese es el mensaje divino al decir "forasteros y residentes sois para Mí". ¿Han venido a heredar la tierra? Sepan que solo sois forateros. ¡La tierra es mía!
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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Parashat Hashavua
Bar Mitzvah
jueves, 7 de mayo de 2009
Bat Mitzvah
Parashat Emor 5769
B"H
La Escalera del Omer.
Cuarenta y nueve días pasan entre el éxodo de los hijos de Israel de Egipto (Pesaj) y la revelación del monte Sinaí y la recepción de la Torá (Shavuot).
Esta travesía de siete semanas, llamada "La cuenta del Omer", es mencionada en nuestra Parashá, Parashat Emor.
En esta época del año el pueblo de Israel se somete a un proceso de preparación interior para la recepción de la Torá, un proceso en el que se intenta romper con la inmundicia egipcia a fin de ingresar a una vida de pureza y santidad.
De acuerdo a nuestros sabios, el pueblo de Israel en Egipto se hallaba inmerso en un proceso de degeneración espiritual. Según nos enseñan, existen cincuenta pórticos de impureza, y en Egipto, los hijos de Israel llegaron hasta el pórtico número cuarenta y nueve, cercanos al punto del no-retorno.
Cada año, y con cada día que pasa de la cuenta del Omer, el pueblo de Israel se va quitando simbólicamente otra capa de impureza y en lugar de adentrarse en la inmundicia se eleva hacia las puertas de la santidad.
Este puente entre ambas fiestas nos lleva a una reflexión. Pesaj es la fiesta de la libertad física y la redención del cuerpo. Pero dicha redención no es un fin en sí mismo, sino más bien un paso hacia la renovación espiritual que propone la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Así como un novio cuenta los días hasta poder unirse con su amada, la nación de Israel cuenta los días que separan la redención física de la redención espiritual.
Durante estos días de festejos por los sesenta años de Israel, entre carne asada y carbones en brasa, mucho he pensado en este punto. De hecho, existe un claro paralelismo entre la liberación de Pesaj y la independencia del moderno Estado de Israel.
La independencia es -evidentemente- algo positivo en sí mismo. Pero, como sociedad...¿tenemos un programa espiritual? Como estado...¿somos realmente una "luz hacia las naciones"? ¿La independencia que hemos logrado hace sesenta años es parte de un proceso mayor, o ha sido un fin en sí mismo?.
El Rabino Moshe Garelik se refiere, en su libro "Parashah U-Fishra", en este puente llamado "La Cuenta del Omer", que conecta la libertad del cuerpo con la del alma:
"A través de esta cuenta, los hijos de la generación del desierto despojaron a la festividad de Pesaj de su entidad independiente, y la transformaron en la promotora de la festividad de Shavuot. De esa forma se tendió un puente entre ambas festividades que nos enseña la imposibilidad de separar a la redención física de la redención espiritual; la una no existe sin la otra. La redención nacional de un pueblo estará en peligro si es apreciada como un fin en sí mismo. Muchas revoluciones se han visto debilitadas, cuando sus protagonistas creyeron haber llegado al final del camino y no lograron renovar sus aspiraciones. La estabilidad de muchos países que lograron su independencia tambaleó, cuando todo lo que quedó fueron las incesantes luchas de poder entre sus libertadores. La Cuenta del Omer le dice "NO" a lo que se ha logrado. Considera que el éxodo de Egipto, aun siendo una importante y valiosa etapa, nunca podrá reemplazar al puente que nos conduce al crecimiento espiritual representado por la Torá y por la revelación de Sinaí."
Quiera Di-s que también nosotros podamos unir esta brecha y podamos juntos elevarnos y ascender la escalera que nos completa como sociedad.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
La Escalera del Omer.
Cuarenta y nueve días pasan entre el éxodo de los hijos de Israel de Egipto (Pesaj) y la revelación del monte Sinaí y la recepción de la Torá (Shavuot).
Esta travesía de siete semanas, llamada "La cuenta del Omer", es mencionada en nuestra Parashá, Parashat Emor.
En esta época del año el pueblo de Israel se somete a un proceso de preparación interior para la recepción de la Torá, un proceso en el que se intenta romper con la inmundicia egipcia a fin de ingresar a una vida de pureza y santidad.
De acuerdo a nuestros sabios, el pueblo de Israel en Egipto se hallaba inmerso en un proceso de degeneración espiritual. Según nos enseñan, existen cincuenta pórticos de impureza, y en Egipto, los hijos de Israel llegaron hasta el pórtico número cuarenta y nueve, cercanos al punto del no-retorno.
Cada año, y con cada día que pasa de la cuenta del Omer, el pueblo de Israel se va quitando simbólicamente otra capa de impureza y en lugar de adentrarse en la inmundicia se eleva hacia las puertas de la santidad.
Este puente entre ambas fiestas nos lleva a una reflexión. Pesaj es la fiesta de la libertad física y la redención del cuerpo. Pero dicha redención no es un fin en sí mismo, sino más bien un paso hacia la renovación espiritual que propone la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Así como un novio cuenta los días hasta poder unirse con su amada, la nación de Israel cuenta los días que separan la redención física de la redención espiritual.
Durante estos días de festejos por los sesenta años de Israel, entre carne asada y carbones en brasa, mucho he pensado en este punto. De hecho, existe un claro paralelismo entre la liberación de Pesaj y la independencia del moderno Estado de Israel.
La independencia es -evidentemente- algo positivo en sí mismo. Pero, como sociedad...¿tenemos un programa espiritual? Como estado...¿somos realmente una "luz hacia las naciones"? ¿La independencia que hemos logrado hace sesenta años es parte de un proceso mayor, o ha sido un fin en sí mismo?.
El Rabino Moshe Garelik se refiere, en su libro "Parashah U-Fishra", en este puente llamado "La Cuenta del Omer", que conecta la libertad del cuerpo con la del alma:
"A través de esta cuenta, los hijos de la generación del desierto despojaron a la festividad de Pesaj de su entidad independiente, y la transformaron en la promotora de la festividad de Shavuot. De esa forma se tendió un puente entre ambas festividades que nos enseña la imposibilidad de separar a la redención física de la redención espiritual; la una no existe sin la otra. La redención nacional de un pueblo estará en peligro si es apreciada como un fin en sí mismo. Muchas revoluciones se han visto debilitadas, cuando sus protagonistas creyeron haber llegado al final del camino y no lograron renovar sus aspiraciones. La estabilidad de muchos países que lograron su independencia tambaleó, cuando todo lo que quedó fueron las incesantes luchas de poder entre sus libertadores. La Cuenta del Omer le dice "NO" a lo que se ha logrado. Considera que el éxodo de Egipto, aun siendo una importante y valiosa etapa, nunca podrá reemplazar al puente que nos conduce al crecimiento espiritual representado por la Torá y por la revelación de Sinaí."
Quiera Di-s que también nosotros podamos unir esta brecha y podamos juntos elevarnos y ascender la escalera que nos completa como sociedad.
Rabino Gustavo Surazski. Comunidad "Netzaj Israel", Ashkelon.
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