B"H
No está en los cielos
Existe una gran diferencia entre la sensación que nos embarga en los días de Pesaj, al inicio de la primavera y las sensaciones que experimentamos en estos días de fiesta que se avecinan, al asomar el otoño en hemisferio norte.
Cuando llega Pesaj, uno comienza a experimentar deseos de ponerse en contacto con la tierra.
La naturaleza nos invita. Las flores comienzan a cubrir la tierra, el verde de las montañas nos llama y la brisa de la primavera nos llama a ‘conquistar la tierra’ con nuestros pies.Cuando –seis meses después- llegan los Iamim Noraim, ya no es la tierra la que queremos conquistar.
En esta época del año, nos ocupamos –más bien- del otro extremo de la escalera de Iaakov; cuando llega jodesh Elul, es el cielo el que queremos tocar.Son tiempos de mucha rujaniut (espiritualidad), en los que muchas cosas se mueven en nuestro interior al son de las melodías de los Iamim Noraim que lentamente comienzan a sonar...Y lentamente nos iremos vistiendo de ángeles, hasta llegar al día de Iom Kipur en el que alejados de todos nuestros placeres corporales, volamos como ángeles al servicio de Dios.
Y previo a los estos celestiales jaguim, leemos Parashat Nitazvim.
Siempre -todos los años- Parashat Nitzavim es la sección que se lee el Shabat anterior a Rosh HaShaná.
Y en ella aparece un pasuk con tono de advertencia:
Lo BaShamaim Hi (No está en los cielos).‘No te quedes en el Cielo’, parece advertirnos la Torá previo a este retiro espiritual de diez días que se inicia con Rosh HaShaná.
Existe en hebreo la expresión Ieridá LeTzorej Aliá.
En la vida existen momentos de crecimiento, momentos de meseta y momentos de depresión, en todos los órdenes de la vida.
Pero cuando una depresión es sucedida por un gran crecimiento, a éso se lo llama Ieridá LeTzorej Aliá (Descenso imprescindible para un posterior ascenso).
Se cae –es cierto- pero para subir aun más alto de lo que estábamos.
La caída no es otra cosa que el impulso necesario para seguir creciendo.
Si me permiten, deseo patentar hoy una nueva expresión.
Los Iamim Noraim, no son otra cosa que una Aliá LeTzorej Ieridá (Ascenso imprescindible para un posterior descenso).
Subimos al Cielo por diez días, o –al menos- intentamos tocarlo con nuestras manos.
Pero en realidad subimos para poder después pisar mejor sobre la tierra.
Lo BaShamaim Hi, nos dice la Torá.
No está en los Cielos.
Aprendan a bajar…No se queden ahí.
La Torá nos cuenta al inicio de Parashat VaIetzé que los ángeles del sueño de Iaakov subían y bajaban por aquella ya mítica escalera.
Si son ángeles –preguntan los comentaristas - ¡debieran bajar y luego subir! No al revés.¿Qué nos quiere enseñar la Torá a través de esta aparente contradicción?Tal vez nos quiera enseñar que ese es el camino a seguir: Tocar el Cielo, pero para regresar a la tierra.
Aprendan de los ángeles, nos dice la Torá.
Lo BaShamaim Hi.
Cuenta una historia que el célebre Sherlock Holmes y el Dr.Watson se fueron de camping.
Después de una buena cena y una botella de vino se despidieron y se fueron a dormir.
Horas más tarde, Holmes se despertó y codeó a su amigo.
‘Watson, mira el cielo y dime qué ves’.
Watson meditó solo un instante y contestó: ‘Veo millones y millones de estrellas’.‘¿Y eso que te dice?’, preguntó Holmes.
Watson reflexionó un par de minutos y respondió:.
‘Astronómicamente, me dice que hay millones de galaxias y potencialmente billones de planetas...Astrológicamente, veo que Saturno está en Leo...Cronológicamente, deduzco que son aproximadamente las tres y diez...Teológicamente, puedo ver que Dios es todopoderoso y que somos pequeños e insignificantes...Meteorológicamente, intuyo que tendremos un hermoso dia mañana...‘¿Y a usted que le dice Sherlock?’, preguntó Watson.
El detective encendió su primer pipa del dia y respondió con calma: ‘Muy bien no sé qué me dice…Pero hay algo que sí se: ¡Nos robaron la carpa!’.
Lo BaShamaim Hi.
No se queden en el cielo; sólo estamos allí de prestado.
Miremos para abajo, que es aquí donde nos reclaman…
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
jueves, 25 de septiembre de 2008
jueves, 18 de septiembre de 2008
Parashat Ki Tavó 5768
Maldita Abundancia
Imaginen que pertenecen a la generación del desierto y desean abrir una pequeña empresa para satisfacer las necesidades de aquella multitud. Cuarenta años con un público cautivo y seiscientos mil clientes juntos no son cosa para despreciar. Pensemos algunas alternativas:
Venta de agua mineral. No sirve. Un pozo de agua acompañaba a Israel durante toda la travesía del desierto.
Venta de pan y alimentos varios. Tampoco sirve. El pan caía del cielo.
Una agencia de seguridad para la larga caminata. Innecesario. Una columna de nube y otra de fuego los guiaba y los cuidaba como nadie.
Venta y remiendo de calzado y ropa. Sin sentido. Ya lo dice la Parashá de esta semana: ‘No se estropeó vuestro vestido de sobre vosotros, y tu zapato no se estropeó de sobre tus pies’ (Devarim 29, 4).
¿Qué le faltaba a la generación del desierto? Nada. De manera que pocas iniciativas comerciales podrían haber tenido algún éxito…Todo esto en realidad tenía un objetivo. Formar a todo un pueblo en el espíritu de la Torá, para que puedan estudiar aquella Ley que habían recibido en el Monte Sinaí e ingresar a la Tierra Prometida como un pueblo santo..Cuando uno piensa en lo ventajosa que fue la travesía del desierto, entiende porque aquella generación era tan quejosa y dura de entender. La abundancia excesiva es una auténtica maldición sobre todo cuando se deja a Di-s de lado.
En nuestra Parashá el pueblo de Israel se encuentra en las estepas de Moab preparado para la conquista. Y es aquí -frente al río Iarden- que se renueva el pacto que ya se hiciera en el desierto.
¿Por qué era necesario un segundo pacto? En el desierto, la conducción del pueblo era milagrosa y sobrenatural. Al ingreso a la Tierra Prometida, esto cambiaría. Allí se entraría con la ayuda de una conducción natural y terrenal: se iría a conquistar la Tierra por medio de la espada, y conseguirá el pan, como el resto de la humanidad, con el sudor de su frente.
Di-s sabe que aquella vieja generación estuvo rodeada de tantos milagros que jamás pudo apreciar ninguno. Ahora…las reglas del juego cambian, y el pacto se renueva con la esperanza de que aquella nueva generación pueda comprender más y mejor...
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
Imaginen que pertenecen a la generación del desierto y desean abrir una pequeña empresa para satisfacer las necesidades de aquella multitud. Cuarenta años con un público cautivo y seiscientos mil clientes juntos no son cosa para despreciar. Pensemos algunas alternativas:
Venta de agua mineral. No sirve. Un pozo de agua acompañaba a Israel durante toda la travesía del desierto.
Venta de pan y alimentos varios. Tampoco sirve. El pan caía del cielo.
Una agencia de seguridad para la larga caminata. Innecesario. Una columna de nube y otra de fuego los guiaba y los cuidaba como nadie.
Venta y remiendo de calzado y ropa. Sin sentido. Ya lo dice la Parashá de esta semana: ‘No se estropeó vuestro vestido de sobre vosotros, y tu zapato no se estropeó de sobre tus pies’ (Devarim 29, 4).
¿Qué le faltaba a la generación del desierto? Nada. De manera que pocas iniciativas comerciales podrían haber tenido algún éxito…Todo esto en realidad tenía un objetivo. Formar a todo un pueblo en el espíritu de la Torá, para que puedan estudiar aquella Ley que habían recibido en el Monte Sinaí e ingresar a la Tierra Prometida como un pueblo santo..Cuando uno piensa en lo ventajosa que fue la travesía del desierto, entiende porque aquella generación era tan quejosa y dura de entender. La abundancia excesiva es una auténtica maldición sobre todo cuando se deja a Di-s de lado.
En nuestra Parashá el pueblo de Israel se encuentra en las estepas de Moab preparado para la conquista. Y es aquí -frente al río Iarden- que se renueva el pacto que ya se hiciera en el desierto.
¿Por qué era necesario un segundo pacto? En el desierto, la conducción del pueblo era milagrosa y sobrenatural. Al ingreso a la Tierra Prometida, esto cambiaría. Allí se entraría con la ayuda de una conducción natural y terrenal: se iría a conquistar la Tierra por medio de la espada, y conseguirá el pan, como el resto de la humanidad, con el sudor de su frente.
Di-s sabe que aquella vieja generación estuvo rodeada de tantos milagros que jamás pudo apreciar ninguno. Ahora…las reglas del juego cambian, y el pacto se renueva con la esperanza de que aquella nueva generación pueda comprender más y mejor...
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
jueves, 11 de septiembre de 2008
Parashat Ki Tetzé 5768
Desde AbajoParashat Ki Tetzé es una sección colmada de mitzvot, a punto tal que casi un octavo de los seiscientos trece preceptos se encuentran contenidos en ella.
Este número despierta asombro. Suena desproporcionado que existiendo cincuenta y cuatro secciones en la Torá, un octavo de sus preceptos se encuentran concentrados en una sóla Parashá.
Por momentos daría la impresión que Moshé –en sus últimos días de vida- decide mencionar estas leyes de manera aleatoria y desordenada. Pero si hacemos una lectura más a fondo de la Parashá, veremos que existe una lógica en el ordenamiento de estas mitzvot. De hecho, podemos afirmar que Parashat Ki Tetzé es una adecuada prolongación de Parashat Shoftim que leímos hace una semana.
Parashat Shoftim es una sección que hace hincapié en lo colectivo, mientras que nuestra sección semanal acentúa lo particular. Ambas secciones tratan temas parecidos aunque desde una prespectiva diametralmente opuesta.
Parashat Shoftim habla de la justicia, mencionando el marco jurídico que cobrará forma en el nombramiento de jueces, guardianes e incluso del rey, mientras que nuestra Parashá semanal habla de la justicia ejercida por el hombre particular. Se mencionará allí leyes dirigidas al individuo, como aquellas que dan marco ético a las relaciones comerciales.
En la sección anterior la Torá dijo: "Jueces y guardianes te darás en todas tus ciudades" (Devarim 16, 18) mientras que en nuestra Parashá se nos dirá: "Piedra exacta y justa tendrás; efá exacta y justa tendrás" (Devarim 25, 15). En la Parashá anterior se nos dijo: "Poner, pondrás sobre ti al rey" (Devarim 17, 15), mientras que en nuestra Parashá se nos ordena: "No oprimas al jornalero pobre y menesterosos de tus hermanos" (Devarim 24, 14).
Ambas secciones hablan de la justicia y de la construcción de una sociedad ordenada, pero lo hacen desde una óptica diferente. Parashat Shoftim entiende que ese orden comienza desde arriba, mientras que nuestra Parashá nos enseña que este orden comienza desde abajo, o sea, desde la justicia ejercida por el individuo.
Y posiblemnte no haya aquí contradicción alguna sino que una sección complementa a la otra.
Recuerdo en la Argentina de principios de los 80', en los últimos años de la terrible dictadura militar, cuando un candidato presidencial afirmaba en campaña que con la "democracia se come, se cura y se educa".
La verdad es que los años pasaron y dicho enunciado jamás pudo cristalizarse. Los sistemas políticos no son los que salvan a la sociedad, sino que el cambio debe nacer desde abajo. Mientas la "mente torcida" del hombre particular no se enderece, los sistemas políticos siempre serán impotentes.
En países en donde abunda el crimen y la violencia, se suele reclamar leyes más duras contra aquellos que infringen la ley. No obstante, las leyes, los jueces y los guardianes podrán persuadir al hombre justo de transformarse en criminal, pero no lograrán jamás transformar al criminal en hombre justo (de la misma forma que organismos internacionales por los Derechos Humanos van a lograr persuadir a países como Noruega de transformarse en países como Irán, pero jamás transformarán a países como Irán en países como Noruega).
Esta es la razón por la cual el hombre particular es el destinatario de nuestra Parashá. La Torá sabe que leyes, jueces, guardianes y reyes son fundamentales para la construcción de una sociedad ordenada. Pero sin la ayuda del individuo, todos éstos son un mero protocolo.
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
Este número despierta asombro. Suena desproporcionado que existiendo cincuenta y cuatro secciones en la Torá, un octavo de sus preceptos se encuentran concentrados en una sóla Parashá.
Por momentos daría la impresión que Moshé –en sus últimos días de vida- decide mencionar estas leyes de manera aleatoria y desordenada. Pero si hacemos una lectura más a fondo de la Parashá, veremos que existe una lógica en el ordenamiento de estas mitzvot. De hecho, podemos afirmar que Parashat Ki Tetzé es una adecuada prolongación de Parashat Shoftim que leímos hace una semana.
Parashat Shoftim es una sección que hace hincapié en lo colectivo, mientras que nuestra sección semanal acentúa lo particular. Ambas secciones tratan temas parecidos aunque desde una prespectiva diametralmente opuesta.
Parashat Shoftim habla de la justicia, mencionando el marco jurídico que cobrará forma en el nombramiento de jueces, guardianes e incluso del rey, mientras que nuestra Parashá semanal habla de la justicia ejercida por el hombre particular. Se mencionará allí leyes dirigidas al individuo, como aquellas que dan marco ético a las relaciones comerciales.
En la sección anterior la Torá dijo: "Jueces y guardianes te darás en todas tus ciudades" (Devarim 16, 18) mientras que en nuestra Parashá se nos dirá: "Piedra exacta y justa tendrás; efá exacta y justa tendrás" (Devarim 25, 15). En la Parashá anterior se nos dijo: "Poner, pondrás sobre ti al rey" (Devarim 17, 15), mientras que en nuestra Parashá se nos ordena: "No oprimas al jornalero pobre y menesterosos de tus hermanos" (Devarim 24, 14).
Ambas secciones hablan de la justicia y de la construcción de una sociedad ordenada, pero lo hacen desde una óptica diferente. Parashat Shoftim entiende que ese orden comienza desde arriba, mientras que nuestra Parashá nos enseña que este orden comienza desde abajo, o sea, desde la justicia ejercida por el individuo.
Y posiblemnte no haya aquí contradicción alguna sino que una sección complementa a la otra.
Recuerdo en la Argentina de principios de los 80', en los últimos años de la terrible dictadura militar, cuando un candidato presidencial afirmaba en campaña que con la "democracia se come, se cura y se educa".
La verdad es que los años pasaron y dicho enunciado jamás pudo cristalizarse. Los sistemas políticos no son los que salvan a la sociedad, sino que el cambio debe nacer desde abajo. Mientas la "mente torcida" del hombre particular no se enderece, los sistemas políticos siempre serán impotentes.
En países en donde abunda el crimen y la violencia, se suele reclamar leyes más duras contra aquellos que infringen la ley. No obstante, las leyes, los jueces y los guardianes podrán persuadir al hombre justo de transformarse en criminal, pero no lograrán jamás transformar al criminal en hombre justo (de la misma forma que organismos internacionales por los Derechos Humanos van a lograr persuadir a países como Noruega de transformarse en países como Irán, pero jamás transformarán a países como Irán en países como Noruega).
Esta es la razón por la cual el hombre particular es el destinatario de nuestra Parashá. La Torá sabe que leyes, jueces, guardianes y reyes son fundamentales para la construcción de una sociedad ordenada. Pero sin la ayuda del individuo, todos éstos son un mero protocolo.
Rabino Gustavo Surazki. Comunidad “Netzaj Israel” Ashkelon
miércoles, 10 de septiembre de 2008
jueves, 4 de septiembre de 2008
Shabat Shoftim
6 de Septiembre de 2008-ו' באלול תשס"ח
Encendido de velas: 18:29 hs. Motzaei Shabat: 19:35 hs.
Comentario de la Parasha: Rabino Gustavo Surazski
Justicia en la batallaParashat Shoftim, contiene entre sus lineas una significativa cantidad de leyes referidas a la organización del estado y de la justicia.
Los temas se van sucediendo con una rapidez asombrosa. Se comienza hablando del establecimiento de Tribunales de justicia, luego se hablará del respeto a los veredictos de los Batei Din y de allí se pasará a definir el cargo del rey y las limitaciones de su función.Sin embargo, después de abundar en detalles acerca de estas leyes, la Torá cambiará de rumbo y pasará a hablar de la guerra.
"Cuando salgas a guerrear contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues el Eterno, tu Di-s, (está) contigo, el que te hizo salir de la tierra de Egipto" (Devarim 20, 1).
El político y periodista francés Georges Clemenceau dijo alguna vez que ‘la guerra es un asunto demasiado grave para confiárselo a los militares’. Tal vez por eso, la Torá considera imprescindible establecer los límites a un acto que –por definición- pareciera no tenerlos.
La Torá se encarga de decirnos que la guerra no es el juego del ‘vale todo’. Existen normas éticas a la hora de la batalla y ciertas barreras que no deben ser traspasadas. La victoria no debe cegar los ojos del hombre y autorizarlo a cometer abusos escudándose en la inmunidad que brinda su condición de vencedor -o bien- en el anonimato que otorga el combate. La guerra -aunque parezca mentira- también tiene reglas y la Torá se encarga de mencionarlas.
RaSHI tiene un interesantísimo comentario acerca de esta sucesión temática entre justicia y guerra. ¿Por qué la guerra sucede a la justicia? ¿Qué tiene que ver un tema con el otro?
Dice RaSHI: El texto vincula la salida de la guerra a la justicia para decirte...si haces justicia, de seguro que vencerás al salir a la batalla.
Este comentario de RaSHI, no hace más que poner bajo la lupa uno de los temas más candentes de nuestra realidad israelí: los límites de la guerra. ¿Cómo hacer para empuñar armas en defensa propia y mantener la altura moral que emana de nuestra tradición? ¿Cómo hacer para defender nuestra integridad física sin perder integridad espiritual?
Y lo más complejo: ¿Cómo discriminar entre la crítica antisemita y judeofóbica que lastima a Israel de la crítica legítima que habla de abusos de poder entre nuestros soldados que denigran a otros seres humanos por el sólo hecho de vivir detrás de una línea verde?
Israel tiene desde hace más de medio siglo un desafío que le fue ajeno durante casi dos milenios: ¿cómo hacer la guerra sin dejar de ser quién es? ¿Cómo seguir siendo Iaakov y no transformarnos en Esav? ¿Cómo entender que la espada es un medio y no un fin? ¿Cómo defender una causa justa de manera justa?
Tal vez el inicio de Parashat Shoftim haga hincapié en este último punto.
Parashat Shoftim, contiene entre sus primeras líneas uno de los psukim más conocidos de toda la Torá: Tzedek, Tzedek Tirdof (Justicia, Justicia perseguirás).
¿Por qué este imperativo de buscar justicia contiene dos veces la palabra ‘Tzedek' (Justicia)’? ¿No bastaba con decir Tzedek Tirdof?
Dice Rabí Simja Bunem de Pshisja: "Incluso a la justicia, la debes perseguir por medio de la justicia".
Las causas justas se defienden transitando caminos justos y acertados. Los objetivos santos –como es defender nuestra tierra- se alcanzan utilizando métodos santos.
RaSHI –en su comentario a la Torá- no está diciendo solamente que hacer justicia te garantiza una victoria. RaSHI –al menos así lo entiendo yo- también quiere decirnos que si ganas una guerra olvidándote de la justicia, en realidad perdiste.
Encendido de velas: 18:29 hs. Motzaei Shabat: 19:35 hs.
Comentario de la Parasha: Rabino Gustavo Surazski
Justicia en la batallaParashat Shoftim, contiene entre sus lineas una significativa cantidad de leyes referidas a la organización del estado y de la justicia.
Los temas se van sucediendo con una rapidez asombrosa. Se comienza hablando del establecimiento de Tribunales de justicia, luego se hablará del respeto a los veredictos de los Batei Din y de allí se pasará a definir el cargo del rey y las limitaciones de su función.Sin embargo, después de abundar en detalles acerca de estas leyes, la Torá cambiará de rumbo y pasará a hablar de la guerra.
"Cuando salgas a guerrear contra tus enemigos, y vieres caballos y carros, un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues el Eterno, tu Di-s, (está) contigo, el que te hizo salir de la tierra de Egipto" (Devarim 20, 1).
El político y periodista francés Georges Clemenceau dijo alguna vez que ‘la guerra es un asunto demasiado grave para confiárselo a los militares’. Tal vez por eso, la Torá considera imprescindible establecer los límites a un acto que –por definición- pareciera no tenerlos.
La Torá se encarga de decirnos que la guerra no es el juego del ‘vale todo’. Existen normas éticas a la hora de la batalla y ciertas barreras que no deben ser traspasadas. La victoria no debe cegar los ojos del hombre y autorizarlo a cometer abusos escudándose en la inmunidad que brinda su condición de vencedor -o bien- en el anonimato que otorga el combate. La guerra -aunque parezca mentira- también tiene reglas y la Torá se encarga de mencionarlas.
RaSHI tiene un interesantísimo comentario acerca de esta sucesión temática entre justicia y guerra. ¿Por qué la guerra sucede a la justicia? ¿Qué tiene que ver un tema con el otro?
Dice RaSHI: El texto vincula la salida de la guerra a la justicia para decirte...si haces justicia, de seguro que vencerás al salir a la batalla.
Este comentario de RaSHI, no hace más que poner bajo la lupa uno de los temas más candentes de nuestra realidad israelí: los límites de la guerra. ¿Cómo hacer para empuñar armas en defensa propia y mantener la altura moral que emana de nuestra tradición? ¿Cómo hacer para defender nuestra integridad física sin perder integridad espiritual?
Y lo más complejo: ¿Cómo discriminar entre la crítica antisemita y judeofóbica que lastima a Israel de la crítica legítima que habla de abusos de poder entre nuestros soldados que denigran a otros seres humanos por el sólo hecho de vivir detrás de una línea verde?
Israel tiene desde hace más de medio siglo un desafío que le fue ajeno durante casi dos milenios: ¿cómo hacer la guerra sin dejar de ser quién es? ¿Cómo seguir siendo Iaakov y no transformarnos en Esav? ¿Cómo entender que la espada es un medio y no un fin? ¿Cómo defender una causa justa de manera justa?
Tal vez el inicio de Parashat Shoftim haga hincapié en este último punto.
Parashat Shoftim, contiene entre sus primeras líneas uno de los psukim más conocidos de toda la Torá: Tzedek, Tzedek Tirdof (Justicia, Justicia perseguirás).
¿Por qué este imperativo de buscar justicia contiene dos veces la palabra ‘Tzedek' (Justicia)’? ¿No bastaba con decir Tzedek Tirdof?
Dice Rabí Simja Bunem de Pshisja: "Incluso a la justicia, la debes perseguir por medio de la justicia".
Las causas justas se defienden transitando caminos justos y acertados. Los objetivos santos –como es defender nuestra tierra- se alcanzan utilizando métodos santos.
RaSHI –en su comentario a la Torá- no está diciendo solamente que hacer justicia te garantiza una victoria. RaSHI –al menos así lo entiendo yo- también quiere decirnos que si ganas una guerra olvidándote de la justicia, en realidad perdiste.
martes, 2 de septiembre de 2008
Parashat Hashavua
Estan invitados a escuchar a nuestro Rabino Mauricio Balter, quien se refiere a temas de Parashat Hashavua, en Radio Tzafon Lelo Hafsaka (104.5 FM) los dias viernes a las 7:20 en el programa Cafein bajo la conduccion de Keren Ackerman.
Mes de Elul
El mes de Elul ya se acerca y con el empezamos nuestra preparacion espiritual para los iamin noraim.
Tfila, Tshuva, Tzedaka estaran en el centro de nuestro hacer los proximos meses.
La Tfila la haremos conjuntamenten en nuestro minian en la Kehila.
La Tshuva es una tarea individual que debemos hacer caa uno de nosotros en forma individual y la Tzedaka la haremos en forma individual y comunitaria al mismo tiempo. Como?
Desde este Shabat invito a cada uno de nosotros motive a sus hijos y a nosotros mismos a traer comida no perecedera para repartir a familias necesitadas.
No te pierdas la oportunidad de vivir el proceso de dar como introduccion a las festividades.
Rabino Mauricio Balter
Kabalat Shabat-Primer Grado
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